/ADOLESCENTES/
Algunas caracteristicas de grupos terapeuticos especialmente regresivos
La “probabilidad de catástrofe"como configuración vincular
Lic. Alejandro Klein[i]
Facultad de Psicología - UDELAR
El material clínico que referiré en este trabajo se ubica dentro de mi experiencia con grupos adolescentes a nivel comunitario. Se trata de grupos que se forman a nivel de parroquias , clubes de barrios o distintas ONG´s . Mi marco de trabajo es el psicoanalítico ,utilizando tanto la técnica verbal como la lúdica –psicodramática y en general la duración de trabajo alcanza al año o año y medio. Los integrantes de estos grupos provienen de barrios periféricos de la ciudad , dentro de una franja crítica de carestía económica.
Dentro de estos grupos he ido encontrando algunos que presentan características especiales ,las que me parece que no han sido aún suficientemente estudiadas . Los denomino “ grupos terapéuticos adolescentes especialmente regresivos “ , sugiriendo que una dificultad , por cierto sorprendente, que surge de los mismos , es que lo grupal hace obstáculo a lo terapéutico. No puedo desarrollar otros aspectos , pero sí intentaré desarrollar por qué y cómo surge este obstáculo y qué replanteamientos trae al concepto de cura.
En el transcurso de una sesión de grupo terapéutico que se reune dentro de una institución religiosa que funciona a su vez como ONG , mientras el grupo conversa distintos temas ,aunque con la reticencia que siempre lo ha caracterizado , surge un cambio abrupto en L: “No me pregunten nada más”, dice a los coordinadores , “aunque me quieran sacar cosas, no les voy a decir nada, no me pueden obligar a decir nada más”. Fue una gran sorpresa :creyendo que manteníamos una actitud continentadora , de holding, su tono de voz, la molestia, el fastidio nos hacen sentir que somos invasivos , vivenciados como forzadores. Este sensación se confirma con los comentarios y ademanes de los demás, que consensuan sobre la “reprobable” actitud de los coordinadores. Sentimos entonces que el grupo que “conocíamos”, con el que veníamos trabajando ya desde algunos meses , se había “fugado”, desaparecido , invadiéndonos una sensación contratransferencial de fracaso y vergüenza como terapeutas. El desaliento y el desánimo, se centraron en este pensamiento :”¡Pero no sabemos nada de este grupo !,¿cómo vamos a poder ayudarlo ?”
En este punto C. cuenta que su mejor amiga le comunicó que su novio se ha enamorado de otra,de ojos verdes y pelo lacio castaño (aclaro que la muchacha “traicionada” es de raza negra).Por tanto en un baile de esa noche, C había “apretado “ con otro toda la noche, enterándose luego que en realidad le habían hecho una broma. C es juzgada severamente por su conducta, increpándole el grupo el cómo se había atrevido a hacer éso. “Más allá de la broma que le había hecho, eran todavía novios y C va y se lo “come” al D”, señala el grupo indignado. Nos preguntaríamos luego si ,desde una de sus posibles lecturas, ésta escena no remite transferencialmente al propio “apriete” de los coordinadores con un cuerpo-novio que no era sino una mentira o una broma. Como C. quizás tampoco habíamos comprendido qué el grupo que estaba en nuestra mente ,no siempre se podía relacionar al grupo “real”. Se trataba en ambos casos de un malentendido.
La experiencia anterior , me parece indicar que se genera la siguiente situación, por cierto dilemática : la transferencia del grupo se arma contra la intertransferencia entre los coordinadores . Considero que la intertransferencia consiste básicamente en la capacidad de generar ,entre los terapeutas ,un espacio mental que cobija un objeto psíquico : grupo, que antecede y resignifica al grupo “real” , el que a su vez va a ser pensado y resignificado por aquél. La dificultad que tienen estos adolescentes es de aprovechar tróficamente el “grupo” que los terapeutas generan desde el vínculo entre ambos, no pudiendo apuntalar la transferencia en y sobre, la intertransferencia de los terapeutas.
Tanto en su terapia personal ( sea o no grupal ) ,como en sus espacios de formación y desde sus referentes institucionales ,los coordinadores de grupo generan la idea ( más allá de cualquier análisis psicoanalítico) y como parte vital de su entrenamiento técnico, de que el grupo es una construcción social que surge cuando hay dos o más personas ,el que permite intercambio , instauración de diálogo ( o discusión) y que un integrante de ese colectivo puede formar parte de ese conjunto mayor sin por ello perder -en principio- sus rasgos identitarios.
Sin embargo estas ideas “espontáneas” sobre lo grupal no se verifican en estos grupos de adolescentes . Estamos más cerca del agrupamiento ,que del concebir ilusoriamente ( al estilo lewiniano ) de que puede haber un conjunto que sea más que la suma de sus partes .Surge así una obvia violencia : convencidos de que son y necesitando habitar un agrupamiento, estos adolescentes perciben, de una u otra manera , que no son pensados en ese carácter sino como “grupo”. El “grupo” les es impuesto como una construcción mental ajena y externa. De allí lo perturbante que es la actividad de pensamiento de los coordinadores.
Justamente lo especialmente regresivo de estos adolescentes radica en que el hecho de que parece existir un especial ataque a la actividad pensante de los terapeutas. Se teme y genera mucha ansiedad , el pensar al agrupamiento como grupo , buscando ,permanentemente, de imponer tal colectivo . Pero de manera más general ,quizás se trate de la vivencia aterrorizante de ser pensados por otros. Si el registro que poseen del otro ,de lo cotidiano , es que desde el “afuera” siempre se generan experiencias traumatógenas , violentas , absurdas , se consolidan intensos sentimientos de resentimiento y reproche, que generan lo que la viñeta clínica ilustraba : la dificultad de aceptar o tolerar que el coordinador-adulto “acompañe” distintos procesos de forma empática y comprensible .
Probablemente la violencia de sus vínculos sociales y familiares hace que la experiencia de acogida, de apego y protección que implica todo grupo [ii],sea este institucional ,familiar u otros , sea substituida por experiencias de amenaza, abandono y desconfianza. Es como que faltaran ,como referentes estructurales , y dentro del mundo interno que traen ,figuras primarias protectoras y amparantes , desde las cuales “metabolizar” psíquicamente experiencias de albergue y cuidado .
Este importante matiz paranoico hace que transferencialmente los terapeutas sean o muy idealizados o muy denigrados, en consonancia con la dificultad de establecer procesos de pensamiento que den cuenta de una actividad reflexiva sostenida. Pero creo que no es que el terapeuta sea simplemente un objeto malo o persecutorio , sino que lo que más moviliza es que se lo siente como un objeto inasequible e incomprensible , difícil de ser captado y comprendido dentro del circuito de las conexiones libidinales de estos adolescentes. Así la forma “grupal” con que el coordinador se dirige y se relaciona al agrupamiento adolescente no deja de ser perturbante u ominosa.
Antes de proseguir quisiera retomar aquí una cuestión que he tenido ya oportunidad de discutir. Es el considerar la agrupabilidad del adolescente como un hecho "natural", teniendo en cuenta su supuesta participación constante en grupos de pares. Sin embargo, muchas veces ,el grupo de pares es uno de los dispositivos más obstaculizadores para que el adolescente integre el grupo terapéutico.Una de las razones son los celos: el grupo de pares ( a veces más que la familia misma) puede oponerse fuertemente a que uno de sus integrantes integre otro tipo de grupos. El adolescente que permanece en el grupo terapéutico debe en este caso ,hacer un profundo duelo de desprendimiento de este objeto idealizado-persecutorio. Otro motivo son las fantasías de locura e infección :si el adolescente integra un grupo de "locos", puede contagiar con esta locura a sus amigos…
Es claro que estas reflexiones deben llevar a reconsiderar cuáles son los criterios terapéuticos a manejar en estos grupos . Generalmente los objetivos terapéuticos conllevan cierto grado de sofisticación e implican la idea de un aparato psíquico consolidado . Así ,por ejemplo , Esther Romano (1991) realza como objetivos de la cura : “ 1.Plasticidad de los mecanismos de defensa,2.Resolución o atenuación de los síntomas; 3.Mayor integración en las relaciones de objeto; 4.Capacidad de discriminación ante la realidad; 5.Capacidad de tolerancia a la frustración y ,como una forma particular de este género ,capacidad de tolerancia a la incertidumbre ”.( p.170). No analizaré aquí cada uno de estos factores ,lo que ya he hecho en otro sitio (Klein:2004) ,pero sí señalaré que en el caso de estos adolescentes, donde tenemos un predominio de trastornos por déficit ,lo que se impone como más urgente no son tanto conflictos a resolver, sino el apuntalar lo conflictivo dentro de un marco de tolerancia a lo inédito y al pensamiento.
Desde la realidad social y clínica que he descripto , hay otros factores que me parecen especialmente relevantes. Si consideramos que lo habitual , en las sesiones de estos grupos , son los gritos permanentes ; las entradas y salidas intempestivas ; los reproches , entre los integrantes y hacia los coordinadores ; la enorme dificultad para que permanezcan sentados ; o que ,una vez realizada una dramatización , puedan sostener un nivel de “como sí” lúdico ; me parece importante señalar factores que sin embargo difícilmente se mencionan como terapéuticos .Por ejemplo , resaltar la consolidación de factores como la importancia del logro de la calma como estado mental , la consolidación de un clima de tranquilidad y un sentimiento de intercambio mínimo, dentro de una visión confiable del otro . No se debería tampoco poner en un segundo lugar los sentimientos de inadecuación , soledad y la vergüenza , como objetivos terapéuticos a trabajar
Me gustaría relacionar estas consideraciones a lo que Bollas (1991) indica como estado mental de recepción de noticias de self .Dice Bollas que
" La recepción de noticias del interior (...) ocurre por vía de evocación ,una acción mental que se caracteriza por un estado anímico relajado ,no vigilante” (p.286), y que “El proceso mental evocativo ocurre cuando la mente es receptiva y está en reposo” (p.186). Bollas señala explícitamente el parentesco del estado de “receptividad” con el de “barbecho “ de Masud Khan ( Winnicott: 1978) ,descripto como “ un estado transitorio de experiencia, un modo de emparentarse con una quietud despierta y con una conciencia receptiva y ligera” (p. 75) Este estado se relaciona a la capacidad de estar en silencio, lo que Winnicott señala como acto “no interpretativo” del analista (Winnicott: 1972). Por lo anterior se desprende que sólo desde un estado mental de calma y tranquilidad , es que se pueden generar condiciones de terapizabilidad mínimas.
Estoy hablando entonces de efectos inmediatos de lo terapéutico ,junto a otros de mayor alcance .Generalmente los efectos inmediatos de lo terapéutico se desdeñan en función de otros , en un más allá de la terapia,en el entendido de que presentan un efecto estructural más sostenido. Pero insisto en la importancia de la capacidad de lograr grupalmente un espacio de tolerancia , calidez ,e intercambios donde la palabra adquiere un valor simbólico , dentro de un clima afectivo de confianza e intimidad .
Los factores referidos son un importante efecto terapéutico en general ,pero en estos grupos que analizo , se trata de condiciones básicas de terapizabilidad , si tenemos en cuenta que se encuentran dañadas las condiciones por las cuales un individuo es capaz de desarrollar su aptitud analítica y auto-analítica. Las condiciones que hacen posible la terapia ,el marco implícito y que es basamento [iii]de un proceso terapéutico, está “dañado” en este grupo y en otros similares encontrados en mi experiencia a nivel comunitario. Bollas (1991) señala que “ Recepción y evocación conciernen a la creación de condiciones para el arribo de un objeto [ que yo llamaría objeto terapéutico ] (...) Antes de este llamado, no existe ningún objeto mental (...) en la forma necesaria para la realización mental o el procesamiento de ese llamado” (p.287).
Una palabra más sobre lo paranoico en estos grupos . Diría que una de sus presentaciones más habituales es el castigo. Vivir bajo castigo, bajo la amenaza de castigo, bajo el miedo del castigo. La experiencia de la adolescencia como investimiento jubiloso de cambios se substituye por el “golpe” .Se crece de golpe y a golpes. La genitalización ,generalmente de tipo prematura, se vivencia como un encuentro que “golpea” y no permite espacios de placer y crecimiento. La genitalidad , mal o traumáticamente integrada, hace que surja una pertinaz interrogación a los terapeutas en su condición de personas sexuadas ,sobre sus sentimientos y sus historias de vida, lo que no se puede sino tolerar ,resguardando en la medida de lo posible los límites de la discreción personal.
Mientras que en otros grupos adolescentes , la transferencia toma una forma que he denominado “diprosopónica” (Klein: 1997), por la cual se generan al mismo tiempo pedidos de allegamiento y de diferenciación hacia los coordinadores, en este caso se percibe que la simultaneidad paradojal , es suplantada por actitudes de extrema oposición. O se reclama sobreprotección o se busca sobrediferenciación . Pero con esta característica : la urgencia de lo que se plantea. Hay una dificultad grande en la tolerancia a la espera,y ni hablar de la tolerancia a la frustración. Todo debe ser ahora y ya . No se tolera la duda , la incerteza, lo enigmático ,con lo cual las verbalizaciones no dejan de ser , de cualquier manera ambiguas ,debido a la dificultad de sostener una actitud epistemofílica y de indagación.
Destacaré además ,sin poder desarrollarlo, otro rasgo que me ha llamado la atención. En todo grupo ,y especialmente en los grupos de adolescentes, existe un movimiento de “fundación “ de grupo más o menos nítido. Sea a través de la historia grupal , del apoderamiento del espacio de grupo o por el propio proceso de narrativización ,se establecen marcas, rituales ,conductas que indican que el espacio y el tiempo del grupo son distintos y particulares a otros tiempos y espacios : el del liceo, la familia, el grupo de pares. Es lo que he llamado “proceso epifánico” [iv]. Por el contrario ,en el caso de estos adolescentes ,el grupo se asienta fuertemente en instituciones preexistentes ,pero de manera confusa. De manera tal que a veces parece que estuviéramos frente a una especie de familia hórdica , otras frente a una clase de liceo con profesor denigrado ,y otras , frente a un grupo de pares donde se despliega ,como ya señalé , un drama de traiciones y reproches.
Por eso destaco que en estos grupos , el mito fundacional es endeble ,predominando lo que denominaría un parloteo arcaico : mezcla de fonemas inconexos, ruido incomprensible (desde la teoría de la comunicación) y escenas arcaicas que remiten a un ello institucional-familiar,que opera a través de elementos bizarros (psicotizantes) beta (Bion, 1962) . A título meramente hipotético ,diré que este ello institucional-familiar se expresa como fantasía de engullimiento . En la medida en que el grupo no puede armar soportes fantasmáticos propios es "engullido" por la institución, la familia ,el cuerpo imagógico maternal . Muchas veces , las angustias y las problemáticas de estos grupos son en realidad el desplazamiento de angustias o problemas institucionales, o familiares ,lo que recalca el nivel de indiscriminación con el que se manejan. Trabajar con suma paciencia en la diferencia entre lo que sienten ellos ,los problemas de ellos y el sentir institucional-familiar ,es otro objetivo terapéutico ,el que no se hace sin enormes dificultades ,especialmente porque todo proceso de diferenciación se vivencia como algo horriblemente catastrófico.
Una consecuencia es que desde este “agrupamiento”, se dificulta el establecer un sistema de equilibrio homeostático. Todo se vive de forma dramática ,entre el todo o la nada . O son queridos o son odiados . O se les comprende o se les traiciona . O se les hace caso o se les ignora. Así esperan transferencialmente la máxima indulgencia o la máxima severidad . La máxima sobrelibidinización o la máxima desinvestidura . De allí que es fundamental establecer un proceso de pensamiento de tipo terciario (Green: 1994 ) dónde no se trata tanto –o no necesariamente- de eliminar lo angustiante, “ sino de facilitar el surgimiento de un continente ,para que la angustia se pueda ligar a determinadas representaciones. Que la angustia no opere como angustia flotante sino como angustia ligada.” ( Klein: 2003, p.115).
Por otro lado , y teniendo en cuenta esta tendencia a la descarga nirvánica , propugno una configuración vincular específica para este tipo de agrupamientos adolescentes que llamaría "probabilidad de catástrofe" .La "probabilidad de catástrofe" alude a esa fragilización del grupo ,y su reducción a sus mínimas probabilidades expresivas ,ya sea por la dificultad en enfrentar estados afectivos que lo desbordan , ya sea por la dificultad de consolidar estructuras terciarias propias de un proceso simbólico . Hay algo “caótico “ además en el hecho de que casi se hace imposible consolidar basamentos narcisistas que permitan instaurar un sentido de continuidad y temporalidad. Es lo que en otro trabajo (:”Infancia disponible ,condición de adolescencia“, Klein : 2004) he presentado como imposibilidad de generar “infancia” como objeto psíquico disponible para las transformaciones adolescentes .Dicho de otra manera, es la imposibilidad de consolidar una “historia grupal ” capaz de remedar lo que P. Aulagnier llama proceso de historización en la adolescencia .
Una consecuencia de la configuración "catástrófica-caótica", es la autopercepción denigrada que tienen de sí mismos los integrantes del grupo ,como si se sintieran un "objeto-letrina", objeto de expulsión insoportable .En tanto saturado de elementos beta, el grupo pasa a ser un objeto que se busca esté siempre expulsado de la mente de los coordinadores, y de la mente de los propios integrantes del mismo. Se renuncia a la búsqueda tolerante del holding y la continentación , predominando fantasías de expulsión y rechazo .El clima afectivo es el de una situación desgarrante y desorganizada, donde lo que se dice no garantiza la comprensión , sino que la palabra es vivenciada como objetos-proyectiles de tipo bizarro que horadan,dañan, debilitan al cuerpo desfalleciente de cada uno. Frente a esta situación es vital ,el generar un grupo "compartible" por todos, conversar lo que es un grupo ,que implica ,el sentido del encuadre , discriminar tolerante y paulatinamente qué es un problema , poder denominar lo que es angustia y así sucesivamente , generando un sentimiento de confianza, de calma ,de tranquilidad imprescindibles.
Por el contrario ,una situación de “acting” intertransferencial es que los terapeutas no puedan advertir la profunda discrepancia existente entre el grupo que como objeto psíquico construyen y traen en su contratransferencia y el grupo “real “ que se despliega frente a ellos . Si este fenómeno se prolonga con el tiempo , creo que pasamos del grupo como “agrupamiento” al grupo como fenómeno alucinatorio : el único grupo del cual se tiene registro sólo es el que se resguarda tenazmente en la mente de los terapeutas. Este grupo alucinatorio implica que los adolescentes se sientan “capturados “ en el grupo (mental) de los terapeutas ,perdiendo la chance de “ conquistar” y apoderarse de un grupo real . Así se consolida una configuración que todos miran,pero desde la cual nadie se siente capaz de indagar, comprender, investigar . Por supuesto ,desde los terapeutas se abre la posibilidad de elaborar un programa terapéutico a largo plazo . Pero estarán terapizando su propio grupo interno ,no el de los adolescentes ....!
Este acting-terapéutico “grupal “ de los coordinadores anula la capacidad de elaboración de la palabra: se pierde la capacidad de intervención,de señalamiento,de interpretación. Han aprovechado un proceso fundacional endeble ,para instaurar una cultura terapéutica rígida.
Otra situación distinta es la experiencia y la posibilidad de poder contribuir a la consolidación de un grupo-objeto tercero . No será el de la intertransferencia ( demasiado ansiógeno ) ,ni el del acting terapéutico , ni el del agrupamiento adolescente ( demasiado persecutorio ) . Se trata de generar un espacio tercero, que siguiendo ideas de Green , permita salir del conflicto resentimiento-remordimiento , estableciendo un espacio flexible , empático y desde el cual se puede comenzar a elaborar las intensas angustias persecutorias y de fragmentación que surgen
Añadiré aquí que ésto implica un profundo trabajo de duelo, desde la intertransferencia , entre el grupo que traen los coordinadores , y lo grupal que efectivamente pueden tolerar estos adolescentes. ¿Cómo repensar las interpretaciones desde éste tipo de grupos? Es un tema que aún investigo ,pero me parece importante destacar que las mismas deberían poder ayudar a trabajar algo que está muy fragilizado : la temática del crecer , la biografización y la temporalización. Se trata , desde una escena congelada [v] , poder resignificar un futuro que opere como un espacio de re-adolescentización. Enmarcaría este tipo de interpretación dentro de lo que llamo lenguaje fundamental lúdico :“Proponemos que junto a la palabra se conjuguen otras actividades sublimatorias como el collage, dibujos, juegos grupales, escenas psicodramáticas, intentando desplegar en el grupo una ficción eficaz capaz de ser articulada en distintas formas de escritura (...) Esta escritura será capaz de otorgar un significado a lo que el adolescente está vivenciando, reorganizando su espacio psíquico en torno de lo inédito y lo creativo.( ...) Todos los materiales o las formas de expresión ya mencionadas (dibujo, collage, etc.) actuarían como "fonemas" auxiliares que como una voz reconocible serán capaces de crear un lenguaje mas allá o mas acá de las palabras.” [vi] Pero al mismo tiempo hay otra dimensión que es no-interpretativa y que refiere a que no pocas veces los que estos jóvenes aprovechan del grupo , es que se les provee (para muchos de ellos de forma inédita ) de un soporte o un marco para poder pensar y hablar.
Para terminar me gustaría señalar que en nuestra formación hemos utilizado y utilizamos , generalmente sin percibirlo , modelos teóricos y clínicos usualmente correlacionados a poblaciones de clase media .Trasponer esos modelos para clases empobrecidas o en situaciones de marginalidad social , no siempre es conveniente ,por no decir que surgen dificultades insuperables. He señalado algunas de ellas en este trabajo . Se impone entonces una revisión de algunos de esos modelos, tanto como la necesidad de implementar investigaciones ,que aún desde un marco psicoanalítico y psicopatológico , tomen en cuenta especificidades sociales y contextos culturales diferenciados.-
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
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Bion,W.R.( 1962) Aprendiendo de la experiencia.Barcelona:Paidós. |
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Bollas,Ch. (1991) .La sombra del objeto.Psicoanálisis de lo sabido no pensado.Argentina: Amorrortu |
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Green,A (1994).De locuras privadas-Buenos Aires : ed Amorrortu. |
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Khan,M-Green,A. (1978). Donald Winnicott . Argentina : Trieb. |
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Klein ,A.- Palermo ,S.-Palermo,A.-Perelman, J. (1997).De la paradoja al grupo: El adolescente a nivel hospitalario y comunitario. Montevideo : Editorial Roca Viva. |
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Klein ,A. (2003) .Escritos psicoanalíticos sobre adolescencia,psicoterapia y grupo.Montevideo: Psicolibros Waslala. |
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Klein, A. ( 2004). Adolescencia :un puzzle sin modelo para armar. Montevideo: Psicolibros Waslala. |
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Romano , E. (1991). El grupo y sus configuraciones-Terapia Psicoanalítica. Buenos Aires : Lugar Editorial. |
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Winnicott,D (1972) .Realidad y Juego . España : Gedisa . |