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Revista del Área de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la UdelaR (Uruguay)

 

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/FAMILIA/

Aportes a la  temática de la familia, reflexión acerca de dos textos. [1]

                                                                      

 

Madelón Casas

                                                                                       

            Las familias son dificilísimas. En sociedades latinas se deposita todo el amor y toda la esperanza en estos vínculos que uno no eligió y la esperanza es desvastadora porque no se cumple jamás. En otras culturas donde la familia no es el núcleo central, la cosa es peor .Prefiero odiar  locamente alguien que quiero  o quise mucho que ser indiferente. En el cine mexicano aprendí mucho del melodrama que se da intramuros, como la familia, y asfixia

                                                                            Arturo Ripstein (Cineasta mexicano)[2]

 

1. Acerca de cómo surgió el tema del trabajo

En los días que debía tomar decisiones sobre el eje central o la temática que caracterizaría a mi trabajo  sobre “Familia”, y habiendo estado muy decidida, previamente, acerca de que sería interesante indagar las representaciones que sobre el tema presentaren los estudiantes en tránsito en la formación de grado de la carrera de Psicología; me sucede que es la clínica la que viene en mi auxilio y el tema se instala y toma cuerpo.

 Al finalizar una sesión de psicoterapia, la paciente (40 y pocos años, divorciada hace relativamente poco tiempo, dos hijos de 13 y 16 años) dice:

 me siento culpable de haber privado del padre a mis hijos. El problema de la relación del padre (que vive en el extranjero) con los hijos, había sido examinado ya varias veces, pero ella no había expresado tan claramente  -como lo hace en ese momento-  sentimientos de este tenor al respecto.

Al despedirnos, y luego en las otras actividades que ocuparon mi tiempo, aquella expresión volvía a presentárseme, tal vez por el tono de dolor que la había acompañado.

Asimismo, en un trabajo anterior, realizado para la acreditación del Módulo “Salud Mental Comunitaria” de esta Maestría, dictado por Emiliano Galende, habíamos asistido a una polémica acerca del papel del padre en la producción de subjetividad en estos tiempos. Dicho trabajo,[3]en uno de sus apartados convocó a comentar a diversos profesionales, las consideraciones que en “De un horizonte incierto” [4] realiza el autor acerca de la caracterización de las subjetividades actuales. A la Profª. Ps. Doris Hajer, Encargada del Área de Psicoanálisis y de la jefatura de la Policlínica Psicoanalítica de la Unión, ambas reparticiones de la Facultad de Psicología de la UdelaR, le solicitamos un comentario acerca de la similitudes o diferencias que ella hubiera constatado entre los usuarios del Servicio y la descripción que E. Galende organiza en relación al tema.

 En ese contexto expresó:

(...)En cuanto a la familia y sus funciones, prefiero discriminar dos aspectos, uno es el cambio en las familias, que responde a otro tipo de cambios como fundamentalmente el reposicionamiento de la mujer, y la incertidumbre en el rol del hombre, sea padre, pareja o lo que fuere. En este caso estamos en transición hacia un nuevo modelo de convivencia que no estoy segura que sea negativo. Creo que tenemos que revisar toda nuestra propuesta psicoanalítica en torno a la llamada "ley del padre". Varios autores lo plantean como un cambio negativo (incluso Galende) probablemente como hombres implicados en la incertidumbre que estos cambios aparejan.

Asocié lo dicho por mi paciente con los dichos de Doris y otras lecturas previas; producción desde el psicoanálisis que ha revisado la construcción de subjetividad femenina (J. Benjamin, C. Olivier, Ana Mª Fernández, Irene Meler y el grupo de académicas argentinas del Foro de Psicoanálisis y Género, etc.).

Paralelamente comienzo a leer “La familia en desorden“ de E. Roudinesco.

Revisé la bibliografía disponible sobre el tema familia en la biblioteca de la Facultad de Psicología; encontré que es escasa y los marcos teóricos y técnicos –son en general- el psicoanalítico y el sistémico. Revisé, en la medida de lo posible, la bibliografía recomendada en el curso.

Por último, reencuentro en mi biblioteca y reviso el texto de Alejandro Scherzer, “La familia, grupo familiar e instituciones” editado en 1994. Habiendo participado en instancias de formación para graduados sobre Grupo Operativo, Grupos y realizado un curso sobre la temática, con el autor, sus planteos me eran familiares.

2. Trabajo

La tarea a desenvolver en este trabajo será la revisión del marco teórico con el que trabaja Alejandro Scherzer en el libro precitado, poniendo de relieve su definición de familia. En segundo lugar, presentar una primera lectura del libro de E. Roudinesco, relevando los aportes más específicos a mi preocupación. 

A posteriori examinar ambos textos en relación a la temática de la función, rol, lugar, papel, del padre. Los términos anteriores designan o adquieren significado diversos según el marco teórico en el cual se engarzan, utilizo dichas nominaciones para dejar abierto un amplio espectro de significaciones en relación al vínculo del padre con sus hijos e hijas, a la función paterna, etc.

Trabajaré intentando revisar el lugar asignado al padre –en sentido amplio- en ambos autores,  en la familia actual.

La familia ha perdido algunas funciones básicas, roles asignados con anterioridad, dejó de ser –hace mucho tiempo- una unidad productiva en el más amplio sentido.

¿Será por ello, que sí parece interesante seguir discurriendo acerca de aquellas “funciones inalienables” que deben cumplir sus miembros?

Contextuando, cuando decimos la familia, ¿nos estamos refiriendo a qué?

A la familia de  los Estados Unidos de la pos-guerra que examina y describe Parsons; nuclear, conviviendo bajo el mismo techo padre, madre e hijos. Es decir, heterosexual y legalmente constituida. Con roles diferenciados por sexo, el hombre proveedor  y la mujer organizadora de la casa, dicotómica en cuanto a la delegación y asunción de roles, en la que la madre desenvuelve funciones expresivas y el padre aporta las conductas  instrumentales, o acaso hablamos de las familias de lesbianas argentinas, que en la portada de la revista de los domingos del diario Clarín, no hace muchos meses, nos informaban de sus proyectos acerca de tener hijos con fotos del embarazo de una de sus integrantes? No debe ser casual mi selección de ejemplos, el modelo parsoniano permeó nuestras representaciones de familia, las uniones homose-uales constituyen la ruptura más extrema del cánon, sobre todo al asumir funciones de procreación y genitoras.   

La multivocidad de la palabra FAMILIA complejiza cualquier intento de trabajo sobre el tema, intentar recortar una definición, deja afuera agrupamientos de personas muy diversos, por esta senda rápidamente se instala la idea  de que solo sus miembros pueden autodesignarse y decir que constituyen una familia. Pero, al mismo tiempo parece necesario un cierto recorte y toma de posición, la definición del objeto de estudio “marca la cancha”.

En el texto de Alejandro Scherzer encontramos un breve recorrido histórico acerca de la institución familia hasta la modernidad, allí plantea:

 (...)1994:42 La industrialización consagraba a la familia conyugal como la forma predominante de organización de la convivencia doméstica en las sociedades modernas. (...) Llamada también familia nuclear aislada, se trata de una estructura social típica de las sociedades modernas, caracterizada por la independencia relacional, residencial y económica de los diversos núcleos familiares. Asimismo, al igual que otros  autores, Scherzer enfatiza en esta caracterización de la familia moderna el lugar que en ella ocupan los afectos, se refiere al ”torrente de emociones”, las mismas tiñen el funcionamiento familiar, lo definen desde el comienzo  dado que la unión inicial se organiza, se justifica, por el amor que une a los cónyuges.

Ello conlleva peligros varios, al decir del autor, 1994:44 (...) la experiencia ha mostrado que el afecto es un arma relacional de doble filo a la que resulta arriesgado confiarle la dirección de vínculos tan fundamentales. Ligada al amor, la relación conyugal se debatirá entre la afirmación expresiva de la propia personalidad y la necesidad de involucrarse en un compromiso estable y duradero: he ahí la paradoja de la familia moderna, abandonada a la suerte de un intercambio afectivo tan indispensable como lábil, tan necesario como variable

El aumento de la tasa de divorcios, observa el autor, la duración efímera de los vínculos de conyugalidad en un alto porcentaje de familias, tiene  -como uno de sus efectos- el fortalecimiento de la filiación a expensas del matrimonio.

Entiende por filiación –de acuerdo a la antropología- a los vínculos que unen a la descendencia cuando consideramos a  los hijos de más de dos generaciones. Reserva el término descendencia para el ámbito doméstico de la  familiar nuclear. También afirma que la filiación  ha sido opacada, en el modelo de familia nuclear actual. Sobre la descendencia, dado el estrecho ámbito familiar donde se desenvuelven los vínculos entre padres e hijos, recaen las tensiones que atraviesan el vínculo conyugal.

1994:48 (...) La ruptura matrimonial debiese acentuar el valor de los vínculos con los hijos, y parece que hay pruebas de que así sucede en efecto.

(...) ¿Con quién o  quiénes se identificará ese importante contingente de niños al que les será imposible convivir con alguno de sus padres? Dado que lo normal es esos niños permanezcan con sus madres, ¿asistiremos al nacimiento de una nueva forma de familia orientada hacia la matrifocalidad?¿Podemos imaginar siquiera como será una sociedad de “madres de familia”?(...) Estas y otras preguntas esperan todavía una respuesta.

En el párrafo anterior aparece planteado un item relacionado con la perspectiva que nos ocupa en el presente trabajo: el autor tematiza sobre uno de los efectos del debilitamiento de la conyugalidad acompañado de un reposicionamiento en la estructura familiar de los vínculos con la descendencia; los primeros se pierden porque así lo deciden las parejas, en cambio no se puede renunciar a la relación de parentesco consanguínea, de la descendencia alguien debe encargarse, además.

 Para contextuar estas reflexiones e interrogantes parece necesario exponer los conceptos que ordenan la definición de familia en esta obra:

1994:51(...) no es posible entender la familia actual sino como un grupo humano de tamaño reducido, estructura frágil y vínculos transitorios. Se trata de una  institución que poco se parece ya a aquellas otras que se regían por la lógica de la razón doméstica; una institución de la que nuestros contemporáneos comienzan a prescindir durante períodos cada vez más largos de sus vidas. (La negrita es mía)

Asimismo el autor  define como imprescindible la existencia de hijos para categorizar a la familia (1994:25) dando especial énfasis a los roles de padre y madre que “se destacan cada vez más”.

La consideración de la familia referenciada  al medio socio-histórico rioplatense –resistiendo a la naturalización que el capitalismo tiende a realizar de las instituciones que le son funcionales- merece del autor algunos apuntes interesantes; muestra como esta familia ha sido colocada en un lugar en el cual recibe demandas, a través de mensajes, que la instituyen como pilar fundamental de la sociedad, circunstancia conocida;  y, al mismo tiempo sufre procesos determinados socioeconómicamente que la fragmentan y  atomizan a sus miembros, los conflictos que la atraviesan son varios, de género y generacionales, entre otros. A los fines de este trabajo, destacamos la incidencia negativa de los mismos sobre el desarrollo psicosexual  de los individuos planteada por el autor.

 Esta situación paradojal produce diversos efectos; puede conducir a un encerrarse sobre sí misma y/o provocar un aumento de diversas formas de  organización de la vida de las personas que la excluyan.

A pesar de la dificultad –expresada por el autor- para (...) hacer una definición única sobre la unidad Familia de nuestra organización social, tomando aportes de autores como Pichon Rivière,  Bleger,  Bauleo,  Laing,  Berenstein,  organiza

 -dejando claro que lo guía la perspectiva de la intervención psicológica; preventiva, psicoterapéutica, etc.- la siguiente noción de familia:

1994:92 (...) Desde esta perspectiva la familia es un grupo humano preformado, que funciona como un tipo particular de Grupo, centrada alrededor de diferentes funciones, como demanda social, que le impone sus tareas, funciones-tareas (de procreación, afectivo-sexuales, educativas, de supervivencia, económicas y sociales) determinadas por la estructura edípica y por la estructura social, organizada para el cumplimiento de esas funciones en base a la diferencia de sexos, edades y roles: roles prescriptos (madre, padre, hijo, hermano, esposa, esposo, etc.) y roles funcionales (variabilidad en el cumplimiento de  los mismos); sometida a una interacción dinámica interna y a un intercambio con el exogrupo social, asentados en la prohibición del incesto (como regla fundante reguladora del intercambio dentro del grupo familiar y de ese grupo familiar con otros) para renovar el parentesco por medio de la alianza heterosexual. (Las negritas son del autor)

Las funciones-tareas centran y dan sentido al funcionamiento del grupo familiar. Es E. Pichon Riviére en su concepción operativa de grupo quién introduce la noción de tarea grupal que es puesta al servicio de la comprensión del funcionamiento familiar al integrarla a las funciones adjudicadas clásicamente a la familia.

Parece claro que el autor incorpora el triángulo edípico desde el psicoanálisis, como lugares ocupados por diversos sujetos: deseante, prohibidor y deseado, diferenciándolo del lugar de hijo, padre, madre, que ocurren temporalmente de manera simultánea, pero no constituyen un idéntico fenómeno. Lo mismo acontece  con el hecho de que padres e hijos constituyen una familia, pero familia no tiene porqué estar constituida solamente por esas personas. Los roles prescriptos se juegan también en el orden de los roles funcionales, Scherzer ve a la familia sometida doblemente, a la dinámica interna y a la relación con el exterior, este entramado sostiene y da sentido a la forma en que los integrantes del grupo familiar desenvuelven sus funciones. De todas formas la familia tematizada es la compuesta por una pareja heterosexual y los hijos/as, los cuales, si el vínculo conyugal cesa, pasan a vivir con la madre. Ello nos permite apuntar que el autor se está ocupando de apenas una categoría de las muchas que hoy componen el cuadro de los diversos arreglos familiares. Sin embargo, sabemos que las familias con jefatura de una mujer son una realidad cada vez más extendida. Parecería que la preocupación acerca de si estamos frente a la instalación de la matrifocalidad  se relaciona con el cumplimiento de las funciones-tareas socialmente impuestas a la familia, en este sentido ¿los “roles prescriptos” se naturalizan?

El autor se posiciona claramente,(1994:160) desde el punto vista teórico y técnico, al afirmar que entiende el funcionamiento familiar con aportes teóricos del  Psicoanálisis, pero no desde el Psicoanálisis. Ello obstruiría la comprensión de mecanismos grupales e institucionales que se juegan en las familias

Provechosamente pone a trabajar la producción de diversos autores, Kaes, Berenstein, etc  que han elaborado teorías sobre los grupos, como así también varios de los aportes de Enrique Pichòn Rivière, sus discípulos directos y otros continuadores. Sostiene que factores de diverso orden: social, institucional, económico, político; producen efectos en el inconsciente o, más precisamente aún, en los procesos de producción de subjetividad.

Es desde allí, entonces, desde donde leo sus preocupaciones acerca del desenvolvimiento de las funciones tareas asignadas a la familia y en especial  -volviendo a mi interés inicial- releo su producción en cuanto a plantear que hay preguntas aún sin respuesta en relación a qué subjetividades se están construyendo en estas familias donde el padre no convive bajo el mismo techo con sus hijos, enmarcada esta preocupación en su definición acerca de la estructura edípica  y el lugar que la misma ocupa en su definición de familia.   De “otras familias” el autor no se ocupa.

En el inicio del texto, “La familia en desorden”, al comenzar el tratamiento del tema, Elizabeth  Roudinesco diferencia dos órdenes, el simbólico y el biológico, la diferencia sexual y la prohibición del incesto como categorías cuasi universales en la constitución de la familia. La enorme variedad humana de experiencias en este sentido, resulta de la integración a estas circunstancias de diferentes lenguajes, costumbres, hábitos, condiciones geográficas e históricas, representaciones, etc. las cuales constituyen la experiencia humana conocida. La necesidad de una alianza (el matrimonio) y la producción de una filiación (los hijos) como fenómenos inscriptos, productores y producidos por la familia son  inherentes a la misma.

Para terminar expresa, 2004:213 (...)  a los pesimistas, que suponen que la civilización corre el riesgo de ser devorada por clones, bárbaros bisexuales o delincuentes de los suburbios, concebidos por padres extraviados y madres vagabundas, haremos notar que esos desórdenes no son  nuevos –aunque se manifiesten de manera inédita- y, sobre todo, que no impiden la reivindicación actual de la familia como el único valor seguro al cual nadie quiere ni puede renunciar. Los hombres, las mujeres y los niños de todas las edades, todas las orientaciones sexuales la aman, la sueñan y la desean.

Es evidente, sin embargo, que el principio mismo de la autoridad –y del logos separador- sobre el cual siempre se fundó la familia está hoy en crisis en el seno de la sociedad occidental. Por un lado, ese principio, por la afirmación majestuosa de su soberanía caduca, se opone a la realidad de un mundo unificado que borra  fronteras y condena al ser humano a la horizontalidad de una economía de mercado cada vez más desvastadora; pero, por otro, incita de manera incesante a restaurar, en la sociedad, la figura perdida de Dios padre en la forma  de una tiranía. Enfrentada a ese doble movimiento, la familia se muestra ante el sujeto como la única capaz de asumir este conflicto y favorecer el surgimiento de un nuevo orden simbólico.

Por eso suscita hoy tamaño deseo frente al gran cementerio de referencias patriarcales desafectadas que son el ejército, la Iglesia, la nación, la patria y el partido. Desde el fondo de su desamparo, la familia parece en condiciones de convertirse en un lugar de resistencia a la tribalización orgánica de la sociedad mundializada. Y sin duda logrará serlo, con la condición de que sepa mantener como un principio fundamental el equilibrio entre lo uno y lo múltiple que todo sujeto necesita para construir su identidad.

La familia venidera deberá reinventarse una vez más.

Entre ambas instancias, entre el comienzo del libro  y el último capítulo, la autora analiza y recrea a través de un gran fresco histórico, social, económico y de producción de teoría, los avatares de la familia, como objeto de estudio de la antropología y la sociología, sobre todo a través del estudio de los lugares y las funciones de sus miembros. Se trata de la familia moderna occidental y se trata de la historia en ese grupo del padre, la madre y el hijo, de sus competencias y de los lugares socialmente asignados y ocupados.

A través de un texto  documentado y bellamente escrito la autora despliega, asimismo,  una  deconstrucción  atrapante de los avatares de la producción psicoanalítica en el tema.

Pone de manifiesto que: 2004:25 (...)La doble temática del padre separador, dotado de cultura y cogito, fuente de libertad y alimento espiritual, y de la madre, naturaleza exuberante hecha de fluidos y sustancias, fue uno de los grandes componentes de la representación judeocristiana de la familia.  

  En la línea histórica el pasaje del poder del Dios padre Rey al orden económico burgués, posterior a la Revolución Francesa, supone una reorganización, pero no una pérdida de la autoridad paterna, (...)el padre de la sociedad burguesa ya no se parecía a un Dios soberano. Confinado en un territorio privado y cuestionado por la pérdida de influencia de la Iglesia, en beneficio de la del Estado, logró no obstante, reconquistar su dignidad perdida al erigirse, ante todo, en el patriarca de la empresa industrial.

En el territorio europeo durante el siglo XIX la autoridad del padre ganó terreno, al mismo tiempo, al decir de la autora se laicizó, fragmentó, fracturó. Aumentaba el poder de la mujeres,  dentro del ámbito del hogar y disminuía la dependencia de los hijos.

Paralelamente, las construcciones freudianas del Edipo y sus consideraciones sobre la cultura, la invención de la familia edípica, tiene, según la autora, un gran impacto sobre la aprehensión de las relaciones internas de la familia contemporánea. Postula la hipótesis de que esta reinvención del mito griego  convertido en complejo al servicio de la teoría psicoanalítica  fue una  respuesta racional contextuada por el momento histórico. El fin de las últimas monarquías imperiales al cual asistía de cerca Freud, en el escenario privilegiado para esta tragedia que era la ciudad de Viena, se potenciaba con el miedo a que lo femenino tomara cuerpo socialmente, se borraran las diferencias sexuales.

Este modelo de familia puesto en circulación por Freud sustituía a Dios por el inconsciente para asegurar hacer reinar la ley de la diferencia: entre los padres y los hijos, entre generaciones, entre sexos. Para completar este cuadro, la culpa se instala junto al deseo, en el hijo, que entonces, además de  ser Edípico, se emparenta con Hamlet y su tragedia en una perfecta complementariedad. Para el autora ello deviene de las identificaciones del propio Freud 2004:80(..) con las antiguas dinastías reales.

La novela de Dostoievski “Los hermanos Karamazov” viene en auxilio de Freud. En ella se comete realmente el crimen de la muerte del padre por uno de sus hijos, en realidad el parricidio es colectivo. 2204:84 (...)Todos los hermanos desean cometerlo, pero solo uno de ellos pasa al acto: Smerdiakov. Ello le permite  culminar su trabajo de análisis del deseo de muerte inconsciente de los hijos hacia el padre.

Sintetiza la autora el estado de situación en la producción teórica freudiana en este momento: 2004:86 (...)Ahora sabíamos qué era para Freud la rebelión de los hijos. Sabíamos quién había matado al padre, de qué se sentía culpable el hijo, quién era el instigador del crimen y quién, el culpable del acto asesino. Pero quedaba un enigma por resolver en este oscuro asunto de familia.

¿Quién es el padre? ¿Por qué hay que matarlo? ¿Qué hacer con sus despojos? Cuestión resuelta en bibliografía psicoanalítica freudiana con la escritura de “Tótem y Tabú” y “Moisés y la religión monoteísta”

La producción de teoría tiene como correlato las necesidades del tiempo histórico; nuevamente la autora relaciona la situación a fines del siglo XIX, de decadencia de la función paterna -habla de un patriarca mutilado- con la necesidad de reposicionar a la familia en un nuevo orden simbólico

Asistíamos a la rápida extinción de la figura del pater familias, a la separación incipiente de la sexualidad de la procreación, la novela freudiana se inscribiría, en este marco, ofreciendo sustentos teóricos, al advenimiento de un modelo de familia fundado en el afecto, con el compromiso de que el sexo y la pasión se asentaban en la institución del matrimonio.

En otra vuelta de tuerca –por cierto muy interesante- la autora postula que la subjetividad descentrada del ser humano contemporáneo se relaciona con estos postulados explicativos que le permiten acceder –al sujeto- a un destino singular no determinado por la sangre, la herencia ni la raza.

Asimismo, observamos -dice Roudinesco- (2004:114) con el correr del tiempo a los efectos descriptos anteriormente por Scherzer provocados por una alianza basada en el afecto que fragiliza la duración de los vínculos y potencia la relación madre-hijo, ello explicaría que durante todo el siglo XX se produjera una “maternalización” gradual de  la familia nuclear que ella relaciona con el auge de los aportes kleinianos a la teoría y a la técnica psicoanalítica.

En los últimos capítulos la autora aborda temas ineludibles para la comprensión de la familia contemporánea; ¿que hizo Freud con la mujer?, continente negro, enigma de la femineidad, etc., el desarrollo de los aportes del pensamiento feminista comenzando por Simone de Beauvoir  –a los cuales no integra sin embargo la producción de relevantes psicoanalistas académicas inscriptas en esta corriente- pasando luego a analizar los efectos de la regulación voluntaria de los nacimientos, el poder de las madres, lo llama. No deja de incursionar, también en las cuestiones actuales de la fecundación asistida y el deseo de ser padres y los nacimientos en el seno de las parejas homosexuales.

Del relevamiento del libro  E. Roudinesco podemos concluir, en relación al interés inicial de este trabajo, que la teoría psicoanalítica produjo acerca del lugar del padre una compleja sistematización que se ofertó como herramienta de comprensión de la dinámica familiar que tuvo buen mercado. Parece más que interesante poder pensar la preocupación de mi paciente a la luz de esta historización que la autora realiza de la producción de la “novela familiar” construida por Freud.

 No parece simple, o carente de complejidades,  pensar que el libro de Scherzer  tiene diez años de editado y el de E. Roudinesco es reciente. ¿De que manera  ha afectado el transcurso de la década, el interés por temáticas ligadas a la familia como la fecundación asistida?  La ampliación del campo de aplicación de estas técnicas a una población  cada vez numerosa que las demanda, coloca al psicoanálisis frente a nuevas interrogantes, teóricas   y técnicas. Lo mismo podríamos afirmar acerca de la concepción y el nacimiento de hijos/as de parejas homosexuales.

El posicionamiento de A. Scherzer  lo ubica trabajando con una caja de herramientas conceptuales que son testeadas en la clínica, de allí deviene, por ejemplo,  su afirmación de que la familia es un grupo preformado. Lo es desde la perspectiva de la demanda de intervención psicológica. Pero el autor despliega  preocupaciones que nos permite pensar que su mirada va un poco más allá. Se instala en el amplio territorio de la producción acerca de un fenómeno humano ineludible  en cuanto a la necesidad de pensarlo, de teorizar acerca de él, porque tal cual afirma E.Roudinesco, sigue siendo fatalmente necesario, por diversas razones que la autora despliega con impecable estilo e implacable organización,  para el desenvolvimiento del género humano.

Para finalizar, la temática recortada para este trabajo no ha sido, ni por asomo, más que sometida a un pequeño trabajo tomando la producción de dos autores bien diferentes y también con muchos puntos de contacto en la construcción de sus reflexiones; su calidad de psicoanalistas, su preocupación por no dejar de tomar las  familias como producciones socio-históricas y el análisis crítico de la doctrina freudiana.

Por mi parte, la escritura tuvo el recorte impuesto por el tiempo disponible para realizarla, ello no quitó placer a la misma y ofreció la posibilidad de repensar un tema que nos interpela –desde variados ángulos- todos los días.

 

Bibliografía

-Arendt, Hannah  1996 La condición humana  1ª. reimpresión Paidos Colección Estado y Sociedad Barcelona  Buenos Aires

-Benjamin, Jessica  1996 Los lazos de amor. Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación. Paidós  Buenos Aires Barcelona México

 -Filho, Mario José  2002 A familia como espaço privilegiado para a construçao da cidadania     Editorial Unesp

-Gomel, Silvia 1997 Transmisión generacional, familia y subjetividad. Lugar Editorial Buenos Aires.

-Guerra, Víctor  2003 Sobre el papel del padre en la actualidad: nuevas perspectivas, nuevas problemáticas.  Soporte CD Trabajos Congreso  ..............Montevideo

-Horkheimer, Max  2001 Autoridad y familia en la época actual  en “Sobre el concepto de hombre y otros ensayos”  Editorial Sur Buenos  Aires  

Macchioli, Florencia 2004  ¿A qué llama “familia” la terapia familiar argentina? Primeros pasos en su configuración. Memorias de las XI Jornadas de Investigación Tomo III UBA Facultad de Psicología Buenos Aires

-Lasch, Christopher  1977 Refugio num mundo sem coraçao Ed. Paz e Terra San Paulo

-Olivier, Christiane 1995 Los hijos de Orestes o la cuestión del padre. Nueva Visión Buenos  Aires Argentina

-Parke, Ross. D. 1986 El papel del padre Ediciones Morata Madrid España

-Roudinesco, Elizabeth. 2003 La familia en desorden Editorial Fondo de Cultura Económica Argentina

-Scherzer, Alejandro 1994 La familia Grupo Familiar e instituciones. Desde la práctica hacia la salud. Ediciones Banda Oriental  Montevideo. 2 tomos.

 



[1]Trabajo presentado en el Módulo FAMILIA Maestría Salud Mental Facultad de Enfermería UdelaR  curso dictado por la Dra.Mónica Di Martino  10/06  

 

[2] Entrevista en Clarín Espectáculos 1/8/06

[3] Casas, M. Fernández, B. Gandolfo, M 2004 “Nuevas” Subjetividades; su despliegue en un texto literario, en la atención de salud comunitaria y en un proyecto de investigación”

 

[4] Galende, Emiliano 1997 De un horizonte incierto Psicoanálisis y  Salud Mental en la sociedad actual  Editorial Paidós 1era reimpresión Buenos Aires