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Revista del Área de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la UdelaR (Uruguay)

 

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/PSICOANALISIS/DIDACTICA/VINCULO/

Entre cuentos y aprendizajes

 

Nancy López Bango

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN.-

 

Como transmitir algunos conceptos teórico-clínicos fundamentales para  la formación clínica, ha sido causa de preocupación y ocupación a lo largo de mi labor docente. El observar las dificultades presentadas por los estudiantes en el transcurso de la carrera, ya sea a la hora de evaluar los conocimientos adquiridos así como el desempeño en las instancias de práctica clínica, ha llevado a interrogarme sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje, buscando nuevas estrategias pedagógicas que mejoren la calidad de los mismos.

En mi trayectoria docente, he observado cómo la adquisición de conocimientos teóricos produce, en ocasiones, una rigidización y “acartonamiento” con la  consecuente pérdida de espontaneidad, flexibilidad y sentido crítico en el estudiante.

Por estos motivos, estando hace ya algunos años abocada a la enseñanza de Teoría y Técnica de la Entrevista, recordé una obra literaria maravillosa y pensé que podía ser un rico instrumento para introducir al estudiante de Segundo Ciclo en la clínica.

Sin lugar a dudas, esta obra escrita tan sencillamente por Antoine de Saint-Exupéry en 1943, encierra un universo simbólico posible de ser decodificado desde distintos niveles de profundidad y perspectiva. El escuchar de una manera amplia lo que el autor nos transmite, implica ir más allá de lo manifiesto, descubriendo lo oculto a develar. Así, deseos, fantasías, inconsciente, vínculos, son entre otras, algunas de las ideas que la lectura del mismo despierta.

En esta comunicación, pretendo compartir a partir de la lectura de “El Principito”, algunos conceptos esenciales en la formación clínica. Conceptos que, posicionada desde un marco teórico psicoanalítico, posibilitan la instauración de un vínculo terapeútico.

 

DEL ENCUENTRO.-

 

Creo que ampliando la dedicatoria del autor, “A  León Werth cuando era niño”, este libro se dirije a cada uno de nosotros, a ese niño que alguna vez fuimos y al que deberíamos rescatar.

De alguna manera también, descubrir lo que hay de pasado en el presente, es una tarea que como psicólogos clínicos debemos atender. Entrelazar pasado y presente, buscar causas, relacionar fenómenos, permite otorgar nuevas significaciones posibilitando transformaciones. Debemos pensarlo entonces como un proceso en espiral ya que al decir de el principito: “derecho, siempre adelante de uno, no se puede ir muy lejos”.

El principito en su deseo de “buscar amigos”, inicia un viaje recorriendo diversos planetas hasta llegar a la Tierra, donde se encuentra con un aviador que ha tenido una panne en el desierto de Sahara. A partir de este encuentro, comienzan a conocerse. El principito le cuenta sobre su planeta de origen y su pasaje por distintos asteroides donde conoce diversos personajes, obteniendo en cada caso una enseñanza.

Aprende del Rey a ser paciente, aceptando los deseos del otro, sus posibilidades y capacidades; del vanidoso aprende que la arrogancia impide escuchar; comprende en su encuentro con el bebedor, que algunas situaciones generan perplejidad e incertidumbre, surgiendo dudas sobre qué se debe hacer; aprende en su pasaje por los últimos asteroides, a diferenciar lo útil frente a lo inútil.

Las situaciónes descriptas por el autor a lo largo de su obra, refieren a la  presencia de dos figuras en escena dialogando, donde el principito “jamás renunciaba a una pregunta, una vez que la había formulado”. Actitud de búsqueda constante por encontrar respuestas a las interrogantes planteadas; curiosidad permanente por conocer, descubrir, penetrar en lo desconocido.  Actitud y curiosidad que deben estar presentes tanto en el clínico como en el consultante para que el proceso prospere.

Los discursos de estos personajes se presentan claramente distintos, desde lugares diferenciados; uno interroga, demanda, el otro escucha, intenta comprender; voces y silencios se alternan; aparentemente hay uno que sabe y otro que no. Relación que nos remite a la situación clínica; relación entre un yo y otro yo, involucrados en un mismo proceso dinámico.

Todo  esto  transcurre  en  un  lugar, ya sea el desierto o los planetas; estructura espacial donde se produce el encuentro en un tiempo determinado. Factores estos que remiten al encuadre, definido por Bleger como un “no proceso”, marco mudo y silencioso dentro del cual puede realizarse el proceso. Factores que posibilitan la instauración de  un vínculo que favorece el desarrollo y crecimiento a partir del propio conocimiento y del encuentro con otro.

 

CREANDO LAZOS .-

 

El encuentro entre el principito y el zorro nos conduce a reflexionar sobre algunos aspectos presentes en el quehacer clínico. Quizás, el más importante a destacar, tenga que ver con la necesidad de establecer un vínculo, donde clínico como consultante, dejarán de ser “semejantes a cien mil”, para ser cada uno, único para el otro.

Este vínculo, implica al decir del zorro en el cuento, un “domesticar”, en el sentido de  “crear lazos”, “tener necesidad el uno del otro”, comprendiendo, conociendo y reconociendo a aquel que al decir de el zorro: “Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo ….. pero cada día, podrás sentarte un poco más cerca….”. Para esto “Hay que ser muy paciente”. Es que los tiempos de la clínica dependerán del tiempo propio, interno, de cada consultante y del proceso. Reverente y amoroso homenaje que es necesario tributar para que el encuentro se produzca. Así, “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres”….. “Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a que hora preparar mi corazón…..Los ritos son necesarios”, manifestando así el indispensable mantenimiento de las pautas establecidas.

Los fenómenos transferenciales quedan claramente expuestos en las palabras del zorro: “Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros.” ……..”Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo… “. Transferencia amorosa y necesaria para la creación de lazos que posibilite el crecimiento y la autonomía. Desarrollo de la subjetividad que se construye en correlación con la subjetividad del otro.

 

 

UN OFICIO INÚTIL .-

 

Es en el quinto planeta, el más pequeño de todos, donde se produce el encuentro entre el principito y el farolero. Al no explicarse el principito la necesidad de este farolero de apagar y encender el farol cada minuto, lo interroga. “Es la consigna”… “la consigna no ha cambiado”, dice el farolero. “Tengo un oficio terrible”…… “¡Ahí está el drama! De año en año el planeta gira más rápido y la consigna no ha cambiado”,

En el sexto planeta se encuentra con el geógrafo. Éste era un anciano que escribía libros sobre las observaciones que los exploradores del mundo realizaban. Allí anotaba ciudades, montañas, ríos, océanos.

“¡Por fin un verdadero oficio!” - dijo el principito, quien luego se sintió decepcionado al recibir un “no puedo saberlo” como respuesta a sus preguntas. “No soy explorador….El geógrafo es demasiado importante para ambular.   No debe dejar su despacho”.

De esta manera, un trabajo razonable y útil como el de farolero, que ilumina para hacer nacer una flor o una estrella, y apaga para dormirlas en un ritmo armónico y estable, o como el de geógrafo, necesario para el avance del conocimiento, puede transformarse en irracional y caótico cuando la consigna no acompaña las transformaciones producidas. Así también frente a la diversidad y complejidad de la clínica, la extrema fidelidad a la consigna, convertirá la tarea en un “oficio terrible”, en un trabajo absurdo e inútil obturando el desarrollo de la teoría. Si bien ésta asegura, fundamentalmente en los comienzos de la práctica profesional, también rigidiza, porque: “cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer”.

 

LO IN-VISIBLE.-

 

El viaje emprendido por el principito permite reflexionar, partiendo desde otro  imaginario, sobre aspectos esenciales que posibilitan la instauración del vínculo terapeútico.

Esta representación de vínculo, que surge del cuento, promueve, mediante la reflexión y el análisis, la ampliación de conceptos teóricos y técnicos,  implicando al decir de Isidoro Berenstein, algún grado de “expansión teórica”.

Posibilita también el entendimiento y la comprensión de las múltiples vicisitudes presentes en este vínculo, recordando que “lo esencial es invisible a los ojos”. Siguiendo a Berenstein, “un significado puede ocupar más de un lugar en la mente cuando se extiende”. Así, se amplía el contenido significativo, surgiendo entonces nuevas interrogantes, nuevos espacios a ser explorados, donde los fenómenos de la subjetividad se entrelazan construyendo nuevos sentidos.

 

 

Bibliografía

 

Berenstein, I.- (2004) Devenir otro con otro(s). Ajenidad, presencia, interferencia. Bs. As.: Paidós.

Bleger, J.- (1974) Temas de Psicología. Entrevista y grupos. Bs. As.: Nueva Visión.

De Saint-Exupéry, Antoine.- (1946) El Principito. Madrid: Alianza – Emecé.