/BIBLIOTERAPIA/ADICCIONES/ URUGUAY/
La biblioterapia aplicada a pacientes con Consumo problematico de sustancias psicoactivas: experiencia en “El Portal Amarillo”.
Cristina Deberti Martins
“Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro, que ahora es otro, ahora es suyo.”
Eduardo Galeano
de “El libro de los abrazos”
INTRODUCCION.
Concepto
En primer lugar debemos aclarar que con el vocablo Biblioterapia se designan cuestiones muy diversas, dependiendo del contexto histórico y socio-cultural. Diríamos hoy que hay “muchas Biblioterapias”, por tanto vamos a intentar realizar algunas precisiones. La Biblioterapia, etimológicamente alude a la cura mediante la lectura y consiste en una actividad que tiene por objetivo “sanar” mediante el libro. Para algunos profesionales de los servicios bibliotecarios se trata de una disciplina bibliotecológica que se lleva a cabo en instituciones como hospitales generales y psiquiátricos, asilos, geriátricos, etc. Para otros es una técnica psicológica complementaria de la psicoterapia comportamental o conductista que se puede llevar a cabo también en el consultorio privado. Algunos la consideran como una herramienta de utilidad (por los mínimos recursos que se necesitan para llevarla a cabo) que puede ser utilizada en las más diversas situaciones cuyas características requieran de un servicio sencillo, económico y rápido en cuanto a sus condiciones de implementación. Hay bibliotecólogos que sostienen que hay una Biblioterapia clínica (la utilizada para superar conflictos psicológicos) y una Biblioterapia de desarrollo personal, que apunta a la salud y a mejorar la calidad de vida del sujeto. Pero parecería haber consenso internacional en cuanto a algunos aspectos que desarrollamos a continuación, fruto de una etapa exploratoria de relevamiento bibliográfico previa a la realización de este trabajo.
La Biblioterapia es una disciplina moderna, una especialidad bibliotecológica, que consiste en utilizar al libro y la lectura como agentes terapéuticos; basándose en la convicción de que la relación que establece el paciente con la lectura, es compleja y constituye una experiencia única que brinda apoyo, solaz, entretenimiento, información y enriquecimiento espiritual. Factores éstos que pueden fomentar la rehabilitación de las personas enfermas.
En las bibliotecas de hospitales de varios países europeos y norteamericanos, la tarea es (o debería ser) realizada por un equipo interdisciplinario integrado por un bibliotecólogo especializado; psiquiatra, psicólogo y eventualmente otros especialistas de acuerdo a las características de los pacientes y de la institución que los contiene. El bibliotecólogo especializado es un conocedor de obras literarias específicas, acordes a las diversas patologías físicas y mentales, así como de las características psicológicas y de vida de cada paciente.
Las modalidades de la Biblioterapia son muy diversas en diferentes partes del mundo, dependiendo del contexto socio cultural en el cual se desarrolla. Encontramos referencias bibliográficas que mencionan que esta tarea se lleva a cabo en hospitales, instituciones de salud, geriátricos, orfanatos, instituciones de rehabilitación para adictos, psiquiátricos, e inclusive se han organizado jornadas de Biblioterapia en apoyo a los damnificados por desastres naturales como las inundaciones en Venezuela en 1999.
Surge como una rama especializada de la bibliotecología, relacionada con la psicología cognitiva o conductual. La metodología utilizada también varía en los diversos países, dependiendo de factores económicos, geográficos, políticos, e ideológicos entre otros. Por lo general se leen obras seleccionadas por el bibliotecólogo, según determinados criterios adoptados en acuerdo con el equipo interdisciplinario. Se trabaja (según el caso) en forma individual o grupal, con lecturas sugeridas a partir de libros de autoayuda, cuyo contenido apunte a dar pautas de salud y comportamiento a los pacientes, según su patología y condiciones de vida. Otros autores prefieren utilizar literatura de ficción, favorecedora de la movilización interna, y que brindase la posibilidad de poner en palabras los sentimientos e ideas que les promovía la lectura.
Historia
La Biblioterapia fue reconocida por vez primera como un aspecto de la bibliotecología en 1904, bajo la administración de un calificado bibliotecólogo en el Mc Lean Hospitals, en Massachussets (Ciganda, 1984, p. 47). No obstante sus orígenes se pueden rastrear ya en la antigüedad; por ejemplo en el antiguo Egipto, famoso por sus bibliotecas (recuérdese Alejandrìa) que estaban localizadas en templos que los egipcios denominaban “casas de vida” pues se consideraban centros de conocimiento y espiritualidad. En la Edad Media, época de enorme crecimiento hospitalario en Europa, era habitual proporcionar libros a los pacientes, como complemento terapéutico ( Panella, 2001); la lectura de textos sagrados en el transcurso de una intervención quirúrgica, era un procedimiento común, usado para aliviar el dolor y amortiguar la angustia. (Caldin, 2001). En los siglos XVIII y XIX, los hospitales psiquiátricos de Inglaterra, Francia, Alemania y Escocia contaban con bibliotecas para pacientes ya que los médicos que trataban enfermedades psíquicas en estos países recetaban la lectura como terapia (Enciclopedia citada por IFLA) . Y en la primera mitad del siglo XIX, “los servicios bibliotecarios eran una parte significativa de los programas terapéuticos para enfermedades psíquicas” (Dunkel, 1983. citada por IFLA). En 1941 aparece una definición del término en el diccionario Dorland’s Illustred Medical: “El empleo de libros y de lectura de los mismos en el tratamiento de enfermedades nerviosas.” (citado por Ciganda, p. 48)
En 1949, una estudiante de bibliotecología de USA, presenta su tesis sobre Biblioterapia, que se convertirá en un referente para estudios posteriores. Carolina Shrodes concibe a esta disciplina como un proceso dinámico de interacción entre la personalidad del lector y la literatura imaginativa (o de ficción) que puede movilizar emociones y utilizarlas para su uso conciente. (citada por Caldin, 2001)
Por su parte en 1973, la Associacao das Bibliotecas de Instituicoes e hospitais das EEUU (Mood, Limper, 1973) definió oficialmente la Biblioterapia como: “la utilización de materiales de lectura seleccionados como coadyuvante terapéutico en la medicina y la psiquiatría; la orientación en la solución de problemas personales por medio de la lectura dirigida, el tratamiento de la enfermedad, y la promoción de su recuperación a la sociedad.”
Otra definición, ésta de Marc-Alain Ouaknin (1996, p. 97) “La lectura implica una interpretación que es en sí misma una terapia puesto que evoca la idea de libertad y permite atribuir al texto más de un sentido. La Biblioterapia contempla no sólo la lectura sino también el comentario que le es adicional. Así, las palabras se siguen unas a otras en una imbricación que conduce a la reflexión, al encuentro de múltiples verdades, en la que curar configura como un abrirse a otra dimensión.”
Caldin (2001) afirma acerca de la Biblioterapia: “consiste en la lectura dirigida y discusión en grupo, que favorece la interacción entre las personas, llevándolas a expresar sus sentimientos: recelos, angustias y deseos. De esta forma el sujeto comparte con el grupo sus experiencias y valores”
En 2001 la IFLA (Internacional Federation of Library Associations and Institutions) presenta las “Pautas para bibliotecas al Servicio de pacientes de hospital, ancianos y discapacitados en Centros de atención de larga duración”; que fuera confeccionada por un equipo integrado por bibliotecólogos de 10 países, todos ellos especializados en la temática. Para elaborar dichas pautas el equipo realizó una investigación en 25 países que brindó información diversa, pero cuyo denominador común fue que la práctica de la biblioterapia daba resultados positivos, y se llevaba a cabo sobre todo con niños, enfermos mentales, ancianos y víctimas de catástrofes naturales (inundaciones, terremotos, etc).(Panella, N., 2001)
Antecedentes en el Uruguay
En nuestro país se realizó una experiencia en la década del 80 a cargo de dos estudiantes de bibliotecología (Ciganda; Pacheco) que presentaron su tesis final sobre el tema. La misma se llevó a cabo con pacientes neuróticos no hospitalizados , y se trabajó en equipo con psiquiatras de la corriente neo-conductista o comportamental. Se realizaron sesiones semanales durante 3 meses y se trabajó con un grupo experimental y un grupo de control. El grupo de pacientes estaba integrado por 18 personas, que fueron seleccionadas de acuerdo a ciertos parámetros, de manera de conformar un grupo relativamente homogéneo. Así, se tuvo en cuenta que estos pacientes fuesen neuróticos de entre 20 y 40 años, con nivel de bachillerato y con hábito de lectura. A pesar del breve lapso en el que transcurrió la experiencia, los resultados obtenidos fueron positivos según los datos arrojados por los tests aplicados al principio y al final de la experiencia . Este fue el único dato (al menos impreso) de esta actividad en nuestro país. No hallamos documentación que hiciera referencia al desarrollo de la disciplina en el Uruguay, excepto esta que relatamos, que tenía objetivos curriculares.
Experiencia en el Portal Amarillo
Entre agosto y noviembre de este año (2006), hemos llevado a cabo una experiencia piloto en biblioterapia, en el marco de un convenio firmado entre la Udelar (Universidad de la República), el MSP (Ministerio de Salud Pública) y el INJU (Instituto Nacional de la Juventud).
Como fruto de dicha experiencia, es que hemos diseñado un dispositivo que proponemos aquí para trabajar con pacientes que presentan un consumo problemático de sustancias psicoactivas, y que consiste en la aplicación de conceptos de una Biblioterapia ampliada. Esto es, una suerte de amalgama de lo que sería la biblioterapia (llamémosle) clásica, más los aportes del psicoanálisis en particular y de las ciencias sociales en general.
Los objetivos que nos planteamos en líneas generales son:
* Inaugurar un servicio que sea promotor de futuras gestiones de servicios bibliotecarios en los centros de salud. (en este caso en el portal Amarillo)
* Promover un espacio novedoso para la rehabilitación de personas con problemática adictiva a través de una tarea que tienda a disminuir el tiempo de ocio (entiéndase ocio estéril).
Y más específicamente pretendemos:
* Brindar a los pacientes un espacio de encuentro confiable en el cual puedan expresarse y vincularse, a través de la lectura compartida.
* Favorecer la creatividad de los pacientes, habilitándolos para que tomen una actitud activa frente a la tarea.
* Desarrollar el proceso de simbolización, dando la posibilidad de poner en palabras los sentimientos, inquietudes, deseos, afectos, etc.
* Fomentar el hábito de lectura, con los beneficios que ello implica (enriquecimiento del lenguaje, de información, capacidad de pensar, socialización, etc.) .
* Familiarizar a los pacientes con el libro, ofreciéndolo como objeto placentero que brinda información y entretenimiento.
* Facilitar la comunicación entre los integrantes del grupo.
* Fomentar y promover el proceso de socialización y la integración del paciente a la red social.
• Brindar a los pacientes la posibilidad de vincularse de una manera distinta, inaugurando un encuentro singular con los demás.
La mirada psicoanalítica
Partimos de la conceptualización de Winnicott acerca de la transicionalidad, entendida ésta no como un fenómeno evolutivo propio de una etapa, sino como un modo de funcionamiento psíquico que luego es trasladado a otras experiencias relacionadas con lo cultural en su más amplio sentido. En la misma línea, la psicoanalista argentina Sonia Abadi (1996) que ha ampliado, reordenado y sistematizado los conceptos winnicottianos, sostiene que existe una patología de la transicionalidad, al punto que cuando hay fallas en ese nivel, el acceso a la simbolización se verá seriamente afectado.
Sabemos que Winnicott conceptualiza una zona intermedia entre la realidad interna y la externa, que se encuentra entre el yo y el no yo y la cual él llamará “espacio transicional”. Este espacio estará habitado por objetos transicionales, que darán lugar a fenómenos, también transicionales. Es la zona del juego, de la ilusión, de la actividad cultural, del arte. Por eso pensamos que la actividad de biblioterapia debe ser encarada desde este punto de vista: una actividad que favorezca y despliegue la transicionalidad. Un espacio confiable pero ambiguo donde en libertad, el paciente pueda desplegar su creatividad : creando nuevos pensamientos, nuevos vínculos, nuevos aprendizajes. Un espacio donde se jerarquizará el encuentro, o los encuentros, ya que serán múltiples y variados: el del paciente con el libro; con los otros pacientes, con los coordinadores de la actividad, con la actividad en si misma.
Dice Abadi ( 1996) “Los fenómenos transicionales son universales ….y se trata de una actividad mental relacionada con la fantasía, que ocupa el espacio intermedio entre el mundo interno y el externo.”
Winnicott (1971) afirma que “los fenómenos transicionales representan las primeras etapas del uso de la ilusión …” y es la alternancia entre ilusión y desilusión la que va a permitir la continuidad existencial del sujeto y facilitar los procesos de integración yoica. Estas experiencias que transita el bebe, son las precursoras de la capacidad para el uso de símbolos, y de la apertura hacia los fenómenos culturales (Abadi, 1996). No es otra cosa que la ilusión compartida la que da lugar a los fenómenos grupales y culturales. En este sentido pensamos que esta actividad ayudará a crear, (a través de la palabra escrita y hablada) ese espacio a mitad de camino entre lo sujetivo y lo objetivo, zona de transición, precursora de simbolización. Función ésta generalmente fallida o averiada en los pacientes con trastornos mentales.
La función transformadora de la lectura
La lectura es una experiencia única, íntima e irremplazable. El vínculo que un lector entabla con un libro tiene una doble (o triple) dimensión: por un lado, se da un encuentro sensual con el objeto-libro, al que puede tocar, oler, mirar, subrayar, compartir, prestar, en fin, manipular. Pero además se da casi siempre, una suerte de encuentro con un otro que escribe, con una persona que trasmite información, o que cuenta una historia, o que enseña como plantar árboles. Así tenemos libros que, encontramos clasificados en las bibliotecas en dos grandes grupos: literatura de ficción y de no ficción. Esta última catalogada como “útil” y la de ficción de “distracción”. Pero esta dicotomía no nos ayuda en la tarea que proponemos, ya que pensamos que tanto aquellos textos “útiles” como los que enseñan a plantar árboles , como los textos de poesía, y las historietas; pueden suscitar el pensamiento “el cual pide esparcimiento, rodeos, pasos fuera del camino.... pensamos siempre en otro lugar decía Montaigne” (Petit, 2003, p. 27).
La antropóloga francesa Michele Petit, a quien seguimos en nuestro estudio, ha realizado varios proyectos en comunidades carenciadas de las afueras de París, y ha teorizado y profundizado fina y seriamente sobre la función de la lectura como agente facilitador de construcción de sujetos. Ella afirma: “que la lectura los ayude a construirse, a imaginar otros mundos posibles, a soñar, a encontrar un sentido, a encontrar movilidad en el tablero de la sociedad, a encontrar la distancia que da el sentido del humor y a pensar...Estoy convencida de que la lectura [...] puede ayudar a los jóvenes a ser un poco más sujetos de su propia vida, y no solamente objetos de discursos represivos o paternalistas” (Petit, 2003. p. 17)
Los efectos de la lectura –decíamos supra- son incontrolables, como los efectos (evoco a Freud) de otras tareas igualmente imposibles: analizar, educar, gobernar. ¿Cómo medir los efectos de un determinado texto en un determinado sujeto; cuando lo verdaderamente transformador pasa por el registro de lo inconciente? Dice Petit: “ El lector no es pasivo: juega con las palabras, imagina, desplaza sentidos, asocia e introduce variantes; pero a su vez es alterado, encuentra algo que no esperaba, y nunca sabe hasta donde puede ser llevado” (Petit, 2003, p. 28)
NUESTRA METODOLOGIA
Convocatoria a los pacientes.
El personal idóneo del Portal brindará la información necesaria a los pacientes acerca de la tarea y se convocaría a los interesados en integrar el grupo de lectura (GL). El cupo máximo sería de 20 pacientes.
Conformación del grupo (Selección de los pacientes)
Si bien algunos autores aconsejan formar grupos homogéneos por edades o patologías, nosotros pensamos que en principio todos los pacientes que se manifestaran interesados en participar, podrán hacerlo, excepto aquellos que estén cursando un cuadro de agudeza, que por su trastorno de conciencia, y/o síndrome delirante, les impida interactuar en el grupo y distorsione la dinámica del mismo. De esta manera, observamos que aún aquellos integrantes que ingresaron al grupo por mera curiosidad, porque no les interesaba leer; lograron formar parte del mismo hasta el final de la experiencia de una forma enriquecedora.
Interacción con el personal de psiquiatría y enfermería
Se mantuvo una fluída comunicación con psiquiatras y enfermeros a los efectos de profundizar en los aspectos que hacen a las condiciones psíquicas del paciente, características de personalidad, duración de la enfermedad, medicación que recibe, así como el contexto socio cultural, redes de sostén, y otros elementos que ayudaron a comprender la individualidad de cada uno de ellos.
Funcionamiento.
Una vez constituído el grupo, se comenzó a trabajar con una frecuencia semanal de una hora de duración, con dos grupos de diez integrantes cada uno; y con dos coordinadoras, una a cargo de cada grupo. Los primeros encuentros se dedicaron a la presentación de cada uno de los participantes de modo de dar a conocer las inquietudes y expectativas de cada uno, así como favorecer la dinámica entre ellos. Se trató de trasmitir –sin explicitarlo- que el texto literario era solamente una excusa que usábamos a modo de disparador de otras cosas, que no sabíamos bien cuáles eran. Esta actitud de las coordinadoras, de navegar en la incertidumbre en cada encuentro, fue lo que posibilitó la apertura para que se pudieran recibir las ideas, pensamientos, afectos, en fin, lo nuevo y lo viejo que cada uno de los participantes tenían para traer, y dejarnos atravesar por ellos. La flexibilidad, la declaración de cierta ignorancia, el abordaje ingenuo de la situación, fue lo que permitió aprehender y aprender nuevos significados de una situación que era nueva para todos los integrantes del grupo (incluídas las coordinadoras) . Según lo intercambiado con los pacientes, se pasó a seleccionar textos para su lectura y discusión. Afirmamos que éstos pueden ser de cualquier género literario (cuento, artículos de prensa, poesía, biografías, historietas, etc.), pero se tendrá especial atención en elegir textos que presenten situaciones que al paciente le resulten familiares de acuerdo a su condición socio cultural. La coordinación del grupo se realizó teniendo en cuenta el objetivo básico de recreación; y en tanto concebido como espacio lúdico, siempre se mantuvo una actitud flexible en relación a los materiales de lectura y a los temas surgidos a partir de los mismos.
A poco de comenzada la experiencia, percibimos que si bien el contenido del texto era importante para la tarea, lo eran aún más, todos los elementos que constituían el perímetro que la encuadraba: los aspectos formales, aquello de lo que no se habla. Elementos que hacen a un encuadre firme (sin variantes) pero flexible : un mismo espacio físico, un horario, un texto, una coordinadora, una actitud clínica y una modalidad de trabajo. Descubrimos así, -entre otras cosas- que la lectura en voz alta del texto, constituía –para nuestro asombro- un momento especial, que era esperado y demandado, como el niño pequeño demanda a los padres la lectura de un cuento antes de dormir. Donde las más de las veces, no es el guión literario en sí lo que desea el sujeto que se ponga en juego, sino ese encuentro con el otro que lee, y que brinda su voz como un arrullo, o un calmante para conciliar el sueño. Este efecto calmante fue lo que los pacientes reclamaban, una y otra vez. Recogemos el testimonio de uno de los integrantes: “cuando usted lee, yo me calmo, a veces me pierdo, no sé muy bien lo que está contando, me entrevero, pero me da una sensación de paz…..”
La voz, y la modalidad con la que es leído un texto, influyen en la recepción del mismo por parte de los pacientes. Ana María Gómez (1999, p. 20) afirma al respecto: “¿Qué es la voz? Un instrumento. Un instrumento humano, un útil humano por excelencia al servicio de la comunicación…..Los tonos, las modalidades, las formas que adopta nuestra voz de analistas, para que el analizante escuche y se escuche, son fundamentales.”
LOS TEXTOS
Se trabajó al comienzo con un texto titulado “Quién se ha llevado mi queso?” del escritor estadounidense Spencer Johnson, que fuera sugerido por las coordinadoras, y con “El caballero de la armadura oxidada” de J.Fisher, que fuera aportado por una de las pacientes. Se entregó una copia del texto a cada uno, y una carpeta con el nombre, de modo que ellos mismos agruparan el texto y lo usaran de acuerdo a su modalidad y necesidad. Así, hubo integrantes que lograron apropiarse de su carpeta, conformar el texto capítulo a capítulo, cuidarlo, adornarlo, subrayarlo, escribir en los márgenes, etc. Otros en cambio, la perdieron, o le faltaban capítulos, o estaban desordenados, o tenían una actitud indiferente hacia sus carpetas. No lograron hacerlas suyas, y tampoco “usarlas” a su antojo.
Al principio del proceso, la lectura evocaba casi siempre a la experiencia con las drogas, y en torno a esta giraba la discusión. Sin embargo mas adelante, notamos que la droga, dejó de ser el tema, para dar paso a tratar otros temas que hacen a la cotidianeidad de los sujetos. Era como si “el drogadicto” hubiera dado lugar a la persona. Una persona que tenía una vida particular, con sus afectos, sus vínculos, su trabajo, estudios, deseos y sueños. Sobre todo sueños. Y una enorme necesidad de poner palabras a todo ello.
Finalizando ya el semestre, algunos miembros del grupo solicitaron que llevásemos poemas de amor, especialmente de Mario Benedetti, y se aprovechó la oportunidad para hablar del autor, en una especie de biografía improvisada; lo cual despertó el interés de los pacientes por leer “historias de vida” de algunos personajes.
Resultó significativo también, que a partir del relato sobre un hombre con una armadura oxidada (metáfora utilizada para señalar la rigidez psicológica del personaje) nos fuera solicitado por uno de los integrantes del grupo, un poema del poeta español León Felipe : “Vencidos” y que fuera popularizado por Joan Manuel Serrat. Poema que posibilitó poner en palabras lo relativo a la “locura” y a los temores que ella suscita en cada uno. De hecho el poema alude al quijote: un loco con armadura, si no oxidada, al menos abollada y “ociosa”. Así lo dice el poeta:
“ Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
Y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar.
Va cargado de amargura
Que allá encontró sepultura
Su amoroso batallar.
Va cargado de amargura
Que allá quedó su ventura
En la playa de Barcino, frente al mar”.
De esta manera, a través del recorrido de estos textos, se pudo crear un espacio donde dialogar acerca de los temores de los pacientes. El temor a salir de la institución y enfrentar la cotidianeidad habitual: el barrio, la familia, los amigos. El miedo a la locura, a la soledad, a la incomprensión, a la recaída. De la misma manera y hacia el final de la experiencia, se tomó contacto con aspectos del orden del amor, (los poemas que fueron expresamente solicitados), y de la gratitud. Y así, sus amores, sus deseos, sus proyectos tuvieron su espacio al final del recorrido. Camino éste extremadamente enriquecedor, y por lo reciente del mismo, aún difícil de aprehender en la multiplicidad de aspectos que presenta.
4. BIBLIOGRAFIA CONSULTADA Y/O CITADA
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Ciganda, Estela Mary; Pacheco, Nelly Nancy / Biblioterapia clínica: teoria y experiência. – Montevideo : EUBCA, 1984. – 182 p. (monografia mecanografiada)
Da Silva Rodríguez de Peraza; Margarita Sian Rodrigues; Graciela Zorrilla / [inédito] Propuesta de una biblioteca infantil hospitalaria : aporte a la incorporación de la biblioterapia en el Hospital de Rivera. Rivera (Uruguay) : Udela. Escuela Universitaria de Bibliotecología, 2005. – 2 vol.
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Matt, Carmelia Regina de / Uma experiência de biblioterapia com os idosos do Abrigo do Salvador.[on line] [consultado 16 de enero de 2006] Disponible en: http//www.biblioteca.estacio.br
Panella, Nancy Mary (coord.) Pautas para Bibliotecas al Servicio de Pacientes de Hospital, Ancianos, y Discapacitados en Centros de atención de larga duración. IFLA (Internacional Federation of Library Associations and Institutions)
Paglieta, S. (2006) Comunidades itinerantes de lectura y de escritura : reparar el tejido social desde la lectura y la escritura [on line]
Petit, Michelle (2003) Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México : FCE.
Winnicott, D.W. (1971) Realidad y juego. Cap. 7 “La ubicación de la experiencia cultural” Barcelona : Gedisa.