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Revista del Área de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la UdelaR (Uruguay)

 

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/RESEÑAS DE LIBROS/

Reseña del articulo "La construcción del mundo en la psicosis"  del autor  Cornelius Castoriadis * 

( del libro "Hecho y por hacer. Pensar la imaginación",Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1998) 

Mariana Risso

 

 

El artículo que reseñamos resultará interesante para quienes  por su formación o práctica psicoterapéutica se han aproximado al fenómeno de la psicosis.

Castoriadis con su solidez teórica aporta a una crítica de la praxis analítica al conjugar excepcionalmente su reflexión filosófica y psicoanalítica.

El eje que atraviesa este artículo nace de una ponencia del año 1992 y se centra en un análisis filosófico de la psicosis.

Parte de la formulación de dos preguntas que tienden a problematizar nuestro posicionamiento en torno al tema, ellas son: ¿Cómo podemos saber que la psicosis es un fenómeno psíquico y  no orgánico?, ¿porqué la situamos en el campo psicoanalítico?.

 

El autor entiende que desde el planteo fundacional del psicoanálisis Freud toma una decisión “ontológica” al incluir los sueños y los síntomas en el mundo del sentido. Es en esa línea que apuesta a interrogar los fenómenos psicóticos como construcciones con un sentido posible de ser abordado.

Esta postura conlleva la necesidad de “producir” una teoría consistente del fenómeno psicótico, es decir la postulación de la causalidad o codeterminación psíquica de dichos fenómenos.

El delirio será por tanto no un desecho o error a corregir desde una anulación ética, sino una producción psíquica altamente elaborada, elaboración a la que Castoriadis llama “plus de creación psicótica”.

 

Para el análisis del artículo debemos reconocer una definición llave que nos introduce en la conceptualización del sentido en los procesos psíquicos.

Este sentido de los fenómenos psíquicos es definido por el autor como “no funcional”, es decir que está más allá de la funcionalidad biológica. Esta diferenciación cualitativa es lo que otorga consistencia a la diferenciación entre organización biológica y organización psíquica.

De esto se deriva que en el ser humano el placer como experiencia es distinta cualitativamente que en el animal, porque en el sujeto humano ”el placer es placer de representación”. Hablar de diferencia cualitativa es afirmar una diferencia no cuantitativa (los animales no tiene menos o más) ni valorativa (los animales no tienen peor o mejor experiencia de placer), sino que remite la afirmación a una discriminación fenoménica de categoría u orden.

Lo relevante de la afirmación de Castoriadis es que define al placer de representación como condición fundante de la capacidad humana de otorgar sentido a la experiencia. Es por eso que el placer en tanto finalidad o tendencia puede pagar el precio de un enorme displacer psíquico o somático (por ejemplo en la patología los síntomas, o en la historia los múltiples ejemplos de inmolación ideológica, martirio religioso, etc.)

 

Pero es bueno proseguir el espíritu del artículo y preguntarnos: ¿qué es dar sentido?.  Dar sentido es tender hacia una coherencia representativa, incluso –como verificamos en el caso de la psicosis- en detrimento de la representación de los demás.

 

A eso Castoriadis llama el “enigma psicótico”: los postulados que juzgan la coherencia de las representaciones son creados por el sujeto en confrontación con la representación del “discurso del conjunto” (los otros, el criterio común, el sentido de realidad, la objetividad).

Este enigma es el productor del conflicto entre el psicótico y el mundo: Hay una no coherencia esencial entre lo que tiene sentido  para el pensamiento del sujeto individual y lo que tiene sentido para el conjunto.

 

Plantea el autor entonces tres preguntas a atender para un enfoque epistemológicamente consistente del fenómeno psicótico:

 

1-     Una primera pregunta que remite a la causalidad compleja del fenómeno: “¿Por qué para ciertos sujetos se da una evolución conducente a la psicosis?”.

2-     Una pregunta por el sentido discursivo del psicótico: “¿Qué podemos decir sobre el contenido del discurso delirante?”.

3-     Una última pregunta que remite al método: “¿Qué podemos decir o aportar desde el tratamiento psicoanalítico de la psicosis?”.

 

A  partir de la última pregunta desarrolla una descripción  intentando abordar las tareas que enfrenta una abordaje psicoanalítico:

a-     Superar la radicalidad del conflicto, abriendo una brecha al aislamiento psicótico mediante la creación de un interlenguaje.

b-     Evidenciar en ese conflicto que promueve la construcción delirante la fuente del sufrimiento psíquico del sujeto.

c-      Mostrar que el mundo puede tener sentido de otro modo (adquisición de herramientas de interrelación).

 

Para responder a las dos preguntas iniciales Castoriadis caracteriza al psicótico en diálogo con la producción teórica de Piera Aulagnier, considerando como relevantes los siguientes elementos:

 

A -En el psicótico no hay negación de la realidad tomada como  generalidad o abstracción, hay un reconocimiento pragmático de la realidad. Lo que hace al fenómeno psicótico es la creación de un “terreno separado del modo común” (muchas veces el psicótico da cuenta de su registro de esa separación entre su percepción y la percepción “común”).

 

B- El terreno que crea afecta principalmente a cuatro factores: su cuerpo (esquema corporal -representación), sus afectos y deseos (devastados en mayor o menor medida según su historia y contexto social), el funcionamiento del fantaseo (el delirio y la alucinación remplazan la fantasía) y las relaciones con los objetos “delirantes” y sus propiedades.

 

C- En el psicótico el otro aparece como un registro de “puro mandato”, ocurre un borramiento del deseo que es remplazado por una intención abstracta, burocratizada. El otro es lo implacable.

¿Por qué?. Porqué desde el principio el otro significativo fue construido -por alguna falla en la relación sujeto y el otro-, como un lugar de ausencia de deseo o afecto manifiesto, o donde el deseo es simple expresión de odio. Esta construcción patológica de la dependencia recíproca temprana es devastadora del psiquismo. Se instala entonces un déficit radical para el intercambio afectivo, siendo este es el campo psíquico predisponente para la “creación” psicótica.

 

D- En el psicótico hay un “cosismo generalizado”, es decir una percepción de los demás (o de los objetos persecutorios) como entidades no animadas por el deseo sino por una intención potencialmente aniquiladora. El objeto es representado como cosa.

 

 

Para seguir con mayor claridad la conceptualización del autor es necesario precisar cual es la concepción de “mundo” que desarrolla.

El mundo no es espacio físico o territorial en su acepción común en tanto coordenadas objetivables, sino el contexto  humano y social. El mundo es el terreno propio de lo intersubjetivo.

Es el mundo el que posibilita -o inhibe- la constitución de un sujeto particular, de una subjetividad concreta.

“Socialización psíquica es interiorización de las significaciones sociales imaginarias”. Es en esa afirmación que Castoriadis sintetiza su visión de que el lenguaje es el portador de toda la organización del sujeto, del mundo y  sus lógicas. En clara continuidad con las investigaciones de Aulagnier (ver “La violencia de la interpretación”) sostiene que el primer eslabón  mediador del desarrollo psíquico son “las historias” que el sujeto recibe como “sus historias”.

En esa línea es que formula una crítica explícita a Lacan, al postular que el deseo no es un movimiento solipsista sino un evento que se produce en la relación dinámica entre un sujeto y otro sujeto.

 

Consideramos sumamente importante atender a la cautela que el autor explicita ante la universalización teórica.  Castoriadis sostiene, siguiendo a Piera Aulagnier, que “hay condiciones necesarias pero no suficientes para explicar la psicosis”.

Este posicionamiento nos conmina a no descuidar que analizar la causalidad psicótica es una tarea compleja y nunca absoluta. Agregamos a esta afirmación que el alcance de la advertencia filosófica del autor, debe precavernos a pensar que el estudio de toda causalidad psíquica es una tarea perpetuamente inacabable.

 

 

 

 

 

* Cornelius Castoriadis: (Grecia 1922- Francia1997). Fue filósofo, psicoanalista, militante político, pensador social y economista. Cofundador del grupo-revista Socialismo o Barbarie (que se publicó entre 1948 y 1967). El pensamiento del autor es un aporte muy importante en la reflexión sobre el ser humano y la sociedad y abarca para ello diversos campos relacionados como la filosofía política, el psicoanálisis, la economía, etc. Durante la segunda mitad de su vida ejerció como psicoanalista profundizando en  esta etapa lo que será un eje de todo su desarrollo conceptual: la imaginación radical.

Apunta con su obra a destacar el papel de los significados imaginarios en el cúmulo de fenómenos que determinan la historia, a la que entiende como el permanente movimiento de autoconstrucción de la sociedad. Su filosofía, resistente a los encorsetamientos, puede caracterizarse de forma breve como universal y crítica.