PSICOANALISIS/
A la búsqueda infructuosa de “el paraíso perdido”
Álvaro Couso
“Sólo quedaban en la pared las esbeltas flores de
lis entremezcladas con rosales, pintadas en 1434
por Mateo Biterne. ¡Mala cena era!”
V. Hugo
“Al regresar, describía sus encuentros. Lo hacia
con la franqueza del primitivo. Esta franqueza y
la ausencia del vicio que mostraba se convertía en
sus labios en lo contrario del cinismo y en el
colmo de la inocencia”
J. Cocteau
“Adán, el primero de los hombres, al dirigir estas frases a Eva, la primera de las mujeres, hizo que Satanás aguzara los oídos para escuchar las palabras de aquella nueva lengua: -¡Oh, mi dulce compañera, única con quien comparto todos estos placeres, y a quien amo más que a ellos!”
De tal modo los versos de Milton (1) ubican el comienzo de la tragedia mística del hombre -en primer lugar- la demanda que el amor crea a través del lenguaje, pero también, sobretodo, el costo que conlleva no retroceder ante el deseo. Los seres que Dios ha creado perderán el paraíso-paradíso –retomaré mi digresión-, sinónimo de la felicidad eterna e integraran el sufrimiento como condición de lo humano, de su naturaleza, por su desobediencia. Por desear. Adán utiliza una “nueva lengua”, aquella que Dios le ha dado, no para nombrar lo que ya tiene nombre, sino para lo que nombrado pueda ser puesto a su servicio. Y en donde condicionado por lo escrito, leo a la letra al ser- vicio, al ser del vicio, para hacer de ese ser un vicio, un exceso, un déficit, o para decirlo en sus justos términos para convertir los objetos de su valor de uso a su valor de cambio. Declara entonces Adán que él ama más al objeto que a los placeres que de él obtiene, como si el objeto despojado de sus atributos tuviera una existencia más allá de lo que genera. Pero no obstante por esas paradojas que el lenguaje propone, el lazo entre el objeto y lo que de él deviene se conjugan en la misma frase. No pasemos tan rápidamente de esas estrofas y subrayemos sus puntos de inflexión. Los versos que no tienen, que han perdido la rima como los sujetos de los que trata, el paraíso. ¿Ironía intencional del autor? Podemos preguntarnos.
Dice allí el primer hombre al referirse a su mujer: “mi dulce compañera”. Convirtiéndose a partir del adjetivo posesivo en un amo que acepta el riesgo hegeliano de la muerte al no ceder en su deseo, dice entonces, que ella es única, su única. Afirmación que habla al momento de ser enunciada que no hay otra, ya sea porque esos dos primeros y míticos seres se encuentran solos en el paraíso, ya por la fidelidad al objeto o porque el amor no admite otra que sustraiga el erotismo. Ese Objeto así concebido es partenogenético, instala un origen al narcisismo, ya que se da a amar algo que surge del cuerpo propio, que le concierne, objeto a pulsional, que partiendo de su estructura identifica a quien lo oferta. Y con quien comparte, a quien parte y divide, haciéndola por efecto de esa operación participe de sus placeres. Retomo en este punto la intermisión antes expuesta, escribía Paradiso (2) reproduciendo el título de aquella novela, de aquel texto que en los sesenta recreo (también como éste) por su estructura gongorina, barroca la lengua, entretejiendo otros modos del narcisismo, la homosexualidad para el caso, (cosa que le costaría al poeta cubano cierta denuncia de pornografía, por los “defensores” de la revolución).
Escribía el bardo “Este abandono de la rima no ha de tenerse, pues, por un defecto sino más bien considerarse como un ejemplo, el primero en inglés, de la antigua libertad recuperada para el poema heroico". Subrayo la caracterización, porque en ella, con el “verso blanco”, Milton trae sobre la lengua una novedad. La recuperación de la antigua “libertad”. Libertad de la lengua, de la forma que se conjuga con su contenido ¿no es entre otras cosas, de lo que el texto trata? De esa libertad que pone al hombre a la responsabilidad de sus actos. ¿La que pone al autor en una renovación de la estructura poética? Para el caso lograda, convirtiendo el texto en una figura paradigmática del idioma inglés. Para los personajes, el destino ineludible de su configuración sintomática. La libertad nos ha demostrado Lacan al referirse al nudo borromeo es la locura, el desanudamiento de los registros. No obstante no es a esa concepción que refiere la elección, he dicho que el hombre es responsable de sus actos “De nuestra posición de sujetos somos siempre responsables” (4) decía el psicoanalista francés, agregando luego que esa responsabilidad es la del ser sexuado (5) que condiciona y determina al sujeto. Elección de sexo que para el caso pone a Adán por fuera del amor paterno, llevándolo a perder desde allí en más la eternidad, la inmortalidad, el ser Uno con el padre. ¿Y acaso no es una locura perderlo todo, perder ese lugar junto al padre? Todo por escuchar la voz de la tentación. Por escapar a la sujeción perversa al padre. ¿No están acaso locos casi todos los adolescentes que generación tras generación al llegar a ese punto de su existencia interrogan el status quo de sus vidas? Pero no nos adelantemos, hemos leído que de una costilla de ese hombre primigenio, Dios extrajo a una mujer, a Eva y que ambos por ir más allá de la prohibición fueron expulsados del paraíso, podemos extraer de ello otras consecuencias; que consistencia -podríamos preguntarnos- tiene ese otro, ¿cual su ex-sistencia? ¿Acaso su realidad establece alguna proporción? ¿Alguna relación? ¿O no muestra y exhibe sin tapujo que no hay relación sexual? Que uno y otro son uno…
Qué lo que allí se juega es el deseo, llevado al límite que el goce le impone con la expulsión de los creados, de la creación.
Voy a incluir ahora algunos versículos del Génesis a fin de esclarecer otra variable en el desencadenamiento de la tragedia: el saber
“15 Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase. 16 Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio.»”(6)
He aquí la dicotomía y la prohibición a la que el hombre debe someterse por la palabra de Dios. Leemos nosotros del Otro. El Edén sinónimo no totalmente equiparable al Paraíso es el lugar puro en el que el hombre podrá habitar a condición de no comer del árbol de la sabiduría… Saber del sexo. Eso trae como consecuencia perder la pureza. He aquí cómo se disocian saber y verdad, como la verdad que está en esa palabra del Otro resguarda el saber, mientras que ese saber le sea ajeno al sujeto.
En el infierno de mi consultorio Tancredo (7) dice – El colectivero miraba mi pase, lo daba vuelta y lo seguía leyendo. A veces dicen que falta una foto o que no está actualizado, y está actualizado, acá está el sello… ¿Ve? Lee Tancredo: -Padece una esquizofrenia delirante, disociativa, esquizofrenia tipo paranoide con síntomas residuales interepisódicos… A él lo que lee nada le dice, sin embargo insiste en afirmar: -A mí lo que me mató fue mi enfermedad, la masturbación…
Tancredo sufre su primer episodio delirante a los catorce años. Cuando mirándose al espejo su cara se transforma en el rostro de una de sus hermanas, a la que cree, a partir de ese momento haber violado. Desde ese momento en adelante su certeza es incuestionable. Esa masturbación que mato al sujeto impidiéndole su crecimiento, como asegura, no es ni siquiera incestuosa sino profundamente narcisista. Un empuje a la mujer que tiene como corolario la autofecundación… Del mismo modo que no puede dejar de masturbarse, tampoco puede cuestionar sus supuestos actos… El cree en las voces, les cree (8) y su angustia no tiene límite frente al daño que ha infringido. Deambula de Iglesia en Iglesia buscando una imposible absolución…
Satanás ha aguzado el oído ante la nueva lengua dice Milton, ha escuchado y susurrará entonces en la oreja de Eva, ir más allá de la prohibición… Ella sin reticencia muerde el fruto y de allí en más el veneno que entro como palabra por el oído causará la muerte…
La satisfacción alucinatoria del deseo pone a la repetición en la operatoria de obtener lo que se ha perdido en los orígenes míticos del recuerdo. ¿Cómo reproducir el caprichoso origen? Sobre el texto bíblico del Génesis, el de Milton, y sobre este la Creación de Haydn… Así una versión recubre la que antecede. Copias decía Platón que se asemejan o se alejan más o menos del original…
Sólo por mi deseo, por el que deviene de la pintura, encuentro en el movimiento que va del “Déjeneur sur l´herbe” (9) de Manet a su homónimo de Monet (10) esa reiteración que trata de captar lo mismo en su diferencia. Metáfora de ese fenómeno por el cual la repetición intenta activamente recrear lo que se sufrió en el origen pasivamente. Obsérvese someramente en sus descripciones. En el primero en medio de un clima bucólico se desarrolla un almuerzo campestre, destaca una mujer desnuda entre caballeros perfectamente vestidos; en su indiferencia, capta la luz áspera del deseo. Mira de frente al espectador, sin vergüenza, provocando –en su momento- el escándalo de los jueces que rechazan el cuadro del salón oficial. No debe olvidarse el primer nombre que da Manet al cuadro “La Partie Carrée” en clara alusión al juego sexual del grupo. El estilo no obstante respetar el clasicismo deja al descubierto sus pinceladas, los trazos que anticipan al impresionismo. Transición donde se conjugan y diferencian los estilos. La pintura parece en parte inacabada, la perspectiva forzada, no hay prácticamente sombras, los colores están aplanados. Los Goncourt lo calificaron como una “blague” una broma, para Zola en cambio era sólo “la ocasión de pintar un trozo de carne”; si se trata de un almuerzo ¿Qué es lo que allí se ofrece a ser comido?… El realismo deja paso a la exacerbación de la libertad creativa del artista. En cambio en el Monet se representa una escena burguesa “socialmente aceptable” -el desnudo ha desaparecido- predomina el juego de luces y sombras sobre la composición del cuadro. Señalemos no obstante que por esas razones del azar, el cuadro fue afectado por la humedad y Monet debió dividirlo en tres partes, hacer un tríptico, una de ellas perdida irremediablemente… Dos cuadros con nombres homónimos, dos autores diferenciados por una letra en su patronímico, dos tiempos, la aceptación sobre el rechazo, las sombras y el vestido sobre el desnudo femenino pero en uno y en otro un enigma, lo inacabado, lo definitivamente perdido…
Podemos fijar por lo menos un eslabón anterior en la cadena, un Tizziano (11) aunque todo origen sea arbitrario, y todo recuerdo encubridor como había señalado Freud (12) también algunas relaciones con obras posteriores entre las que encontraremos un Tissot y los estudios múltiples de Picasso (13).
Claro está en esta línea de nuestro desarrollo hemos hablado de la novedad de la lengua, de la obra, del Sinthome, de aquello que puede ir más allá del padre a condición de servirse de él, de saber hacer y con un significante nuevo, con las elongaciones de la lalengua, de lo que podríamos leer en relación al fin de un análisis, otra realidad es la de Tancredo mientras ríe puerilmente en silencio, y me dice: me cuesta empezar, UD. Sabe…
Referencias
1) J. Milton El paraíso perdido Espasa Calpe 2003 España
2) L. Lima Paradiso ED. Era 1970 México
3) J. Lacan Seminario XXI los nombres del padre. Clase 11/12/73 Inédito
4) J. Lacan Seminario XIII El objeto del psicoanálisis Clase 1/12/65 Inédito
5) J. Lacan Seminario XXIII Le Sinthome Clase 13 /1/76 Pág.62 Paidós 2006 Buenos Aires
6) Biblia de Jerusalén Génesis Pág. 15 Desclée de Brower 1975 Bilbao
7) Don Tancredo o la suerte de… El nombre de fantasía otorgado a mi paciente resuena en su significante elección. El personaje en cuestión en la tauromaquia, es un bufón que vestido de época y pintado de blanco espera al toro quieto, en la suposición que la bestia por la inmovilidad y el color no lo embestirá. Señuelo y desafío del objeto a la pulsión irrefrenable…
8) J. Lacan Seminario XXII RSI clase 7/11/75 Inédito
9) E. Manet Déjeneur sur l´herbe oleo sobre tela 1863 Museo de Orsay
10) C. Monet Le déjeneur sur l´herbe 1865 oleo sobre tela 1865 Museo de Orsay
11) Tiziano Concierto campestre oleo sobre tela 1510 Museo del Louvre
12) S. Freud Psicopatología de la vida cotidiana. Recuerdos infantiles y recuerdos encubridores O. C. Tomo I Pág. 650 ED. Biblioteca Nueva 1967 Madrid
13) Tissot La Partie carrée, (comparte con Manet y con Watteau el título original del “almuerzo…”) P. Picasso hace decenas de pinturas, grabados, esculturas y dibujos recreando el cuadro de Manet 1954, 59, 60, 61 Museo Picasso París, Dujugarden, Louvre…
El texto fue presentado en las Jornadas Clínicas de Notaazul. Diciembre de 2009 Convocadas bajo la temática La satisfacción, una experiencia sin paraíso